Pasar tiempo al aire libre tiene beneficios comprobados para el cerebro: mejora el enfoque, estimula la memoria y potencia la creatividad. Investigaciones científicas indican que el contacto con la naturaleza ayuda al cerebro a “recargarse”, mejorando la concentración incluso sin realizar actividad física intensa.
El estrés crónico puede pasar desapercibido y afectar la salud física y mental de forma silenciosa. Expertas en psicología advierten que síntomas como insomnio, fatiga constante, irritabilidad y dificultad para concentrarse son señales de alerta. Detectarlo a tiempo y adoptar hábitos saludables, como la actividad física y la meditación, es clave para recuperar el equilibrio.
El kiwi es una fruta baja en calorías y alta en fibra, potasio y vitamina C. Expertos en nutrición como Judy Simon y Danielle Davis explican por qué su consumo regular ayuda a fortalecer el sistema inmunitario, mejorar la digestión y mantener el corazón saludable.
El olvido selectivo es una estrategia natural del cerebro para protegernos del dolor emocional. Psicólogas explican cómo actúa este mecanismo ante experiencias traumáticas y qué señales pueden indicar que necesitas apoyo profesional.
Presente en alimentos como carne, nueces y legumbres, el zinc es vital para proteger al cuerpo contra virus y bacterias, estimular el desarrollo en etapas tempranas y mantener el equilibrio celular. También mejora el gusto y el olfato, y promueve una piel y uñas saludables.
Más allá del estrés o la falta de descanso, lo que comemos puede ser el origen de muchas cefaleas. Especialistas advierten que productos como el vino, el café, los ultraprocesados o los edulcorantes artificiales estimulan el sistema nervioso y provocan dolor de cabeza. Aprenda a identificarlos y reduzca su consumo para mejorar su bienestar.