Ciudad Guatemala

“Me he comido incluso mi propio vómito”: el desgarrador testimonio de una joven española que lleva años padeciendo bulimia


En el psiquiátrico, Ana iba anotando a diario los sucesos más relevantes de la jornada.

  02 noviembre, 2018 - 17:10 PM


Se llama Ana, tiene 32 años, es de Madrid y aparentemente lo tiene todo: es guapa, simpática, tiene buenos amigos, un buen trabajo, una familia que no pasa estrecheces económicas…

Pero, bajo esa fachada, tiene también otras cosas menos atractivas. Desde la adolescencia sufre bulimia, un trastorno alimentario que la lleva a darse grandes comilonas para después sentirse culpable y provocarse el vómito.

Además los médicos le han diagnosticado Trastorno Límite de la Personalidad, un cuadro clínico caracterizado por comportamientos autodestructivos, acciones impulsivas y relaciones caóticas con otras personas.

Hace un año, incapaz de superar una ruptura amorosa y una larga lista de problemas que se le antojaban irresolubles, Ana trató de suicidarse: se tiró al vacío desde lo alto de un puente.

Logró sobrevivir, pero la caída le provocó gravísimas lesiones en los pies. Tuvieron que operarla varias veces, dándole una treintena de puntos de sutura en cada extremidad.

Aún no sabía si algún día volvería a andar cuando, en silla de ruedas, la ingresaron en un hospital psiquiátrico de Madrid, donde permaneció durante 37 días. Tenía un cuaderno, y allí Ana iba anotando a diario los sucesos más relevantes de la jornada.

Cuando le dieron el alta decidió transformar esas breves notas en un diario en toda regla sobre sus 37 días en el psiquiátrico.

Libro escrito por Ana
CORTESÍA: EDITORIAL PLAZA&JANÉ / Cuando empezó a escribir sus notas, no pensaba que éstas se transformarían en un libro.

Un relato lleno de desgarro, de humanidad, de dolor, de esperanza, de humor negro y sobre todo de sinceridad que día a día fue publicando a través de un hilo en ForoCoches, un foro de Internet.

Su historia, absolutamente real, se convirtió en un enorme éxito: logró más de 200.000 visitas y más de 8.000 comentarios de usuarios.

Ahora ese diario se ha convertido en un libro titulado “Cómo volé sobre el nido del cuco”, publicado por la editorial Plaza&Janés y que, a fin de preservar su intimidad, Ana firma con el seudónimo Sydney Bristow, nombre que ha tomado prestado de la heroína de la serie de televisión “Alias”.

“Una de las frases que Sydney más repite es: ‘Haces demasiadas preguntas’. Y, como a ella, a mí no me gustan las preguntas”, asegura Ana. Sin embargo esta española ha accedido a responder a las preguntas de BBC Mundo.

línea.

¿Cómo era usted de niña?

Era una niña con valores muy marcados, heredados de mi padre. Una niña que creía en la lealtad, la sinceridad, la importancia del conocimiento…

Era una gran amante de los animales y me gustaba aprender: la escritura, la lectura, las matemáticas, la informática…

Su familia tiene una buena posición social, ¿verdad?

Sí. Mi padre es ingeniero y trabaja para una compañía estadounidense. Mi madre es bióloga, aunque hace tiempo que no ejerce.

A mi padre le han ido bien las cosas a nivel profesional, así que cuando yo era pequeña nos íbamos mudando de casas pequeñitas a casas cada vez más grandes según iba ascendiendo en su profesión.

cada cambio de casa iba acompañado de un cambio de colegio. La primera mudanza y el primer cambio de colegio fue a mitad de curso. Yo tenía 11 años. Y me costó adaptarme al nuevo colegio.

Era un colegio público, solo había 7 niñas en mi clase y todos los demás era niños y muy brutos. Yo entonces daba por ejemplo mucha importancia a mi cuaderno de dictado y de ortografía, lo tenía siempre limpio y bonito, con una caligrafía perfecta.

Al segundo día el cuaderno apareció clavado, literalmente clavado, en la mesa de mi pupitre. Al principio lo pasé muy mal, llegaba todos los días llorando a casa, mis padres no lo entendían, me decían que no hiciera caso a los niños que se metían conmigo.

Pero yo me enfrenté a ellos y conseguí marcar mi territorio y ya no tuve más problemas.

¿En qué momento empezó entonces a torcerse su vida?

Tenía 13 años cuando volví a cambiar de colegio y también de casa. Nos mudamos a nuestra casa actual, una casa con cinco dormitorios, siete cuartos de baño…. Y a mí me metieron en un colegio privado bastante elitista.

"Me he comido incluso mi propio vómito": el desgarrador testimonio de una joven española que lleva años padeciendo bulimia

Y en aquel colegio los valores que yo tenía, los valores que mi padre me había inculcado, no valían una mierda. Que yo cuidara a mis hámsteres, que me apuntara a las olimpiadas matemáticas, todo eso allí no importaba, era motivo de burla.

Allí lo que valía era tener tetas, tener ropa de marca, ser la más guapa y estar delgada. Fue justo ahí, en ese momento, cuando todo se torció. Porque sólo había dos opciones: adaptarse o morir.

Y yo decidí adaptarme, renuncié a todo aquello en lo que creía a cambio de ser una más, de ser aceptada. Mis prioridades a partir de ese momento fueron tener ropa de marca y estar delgada. Si yo pudiera dar marcha atrás y corregir el mayor error de mi vida, sería ese.

Y comenzaron sus problemas con la alimentación, ¿no?

Sí. Empecé a darme atracones de comida para, a continuación, meterme los dedos en la boca y provocarme el vómito.

Ilustración de una mujer vomitando.
GETTY IMAGES / Ana cuenta que nunca dejó de atiborrarse y vomitar.

La gente se cree que la bulimia es vomitar. Pero no, bulimia significa literalmente ‘hambre de buey’, y yo es lo que hacía y por desgracia sigo haciendo, aunque ahora en menor medida: comer como un buey y luego vomitar.

Me doy atracones de comida para cuatro personas, he comido alimentos para perro, he comido comida de la basura, me he comido incluso mi propio vómito…

Comer me calma, cuando siento ansiedad comer me tranquiliza, la comida es mi refugio. Con 16 años tuve mi primer ingreso hospitalario por infrapeso (un peso por debajo de lo que se considera saludable y que supone por tanto un peligro para la salud).

Sin embargo, a pesar de todo eso, consiguió una licenciatura en Derecho y se hizo abogada, ¿verdad?

Sí. Encontré empleo con 24 años en un banco y el mismo día que firmé el contrato y comencé a trabajar, ese mismo día, me independicé y me fui a vivir sola.

Aparentemente todo iba bien, pero era mentira: nunca paré de atiborrarme a comida y de vomitar. De hecho el verdadero, motivo por el que me fui a vivir sola era para poder hacer lo que me diera la gana con la comida, sin tener a mi madre y a mi padre detrás.

"Me he comido incluso mi propio vómito": el desgarrador testimonio de una joven española que lleva años padeciendo bulimia

He hecho auténticas burradas. He vomitado y he pensado: “Um, esto tiene una segunda vuelta” y he cogido con la mano mi propio vómito y me lo he vuelto a comer.

Y entonces conoció a David…

Le conocí en enero de 2014, cuando yo tenía 28 años. Era un informático guapísimo, espectacular. Empezamos a salir y yo me empeñé en que nuestra relación tenía que ser perfecta.

A David no le contaba nada de mis problemas con la comida, no le decía que vomitaba.

Cuando cenábamos y yo me daba un atracón le decía que tenía frío y que me iba a dar una ducha caliente. Abría la ducha y, protegida por el ruido del agua al caer, vomitaba en una palangana y luego, muy despacito, tiraba el vómito por el baño y limpiaba la palangana.

¿Empezó a obsesionarse con esa relación?

Sí. Llamaba a David un montón de veces al día, le mandaba un montón de mensajes. Para que veas el nivel de obsesión que tenía con él: se fue un mes a Estados Unidos con un amigo y me ofrecí a ir a recogerle al aeropuerto a su vuelta.

Yo estaba súper nerviosa, y antes de ir al aeropuerto pasé por casa de mis padres. Allí, mi padre me pilló metiendo un cuchillo en el bolso y me preguntó que para qué lo quería.

Yo le respondí: “Por teléfono noto a David distante. Y he pensado que si cuando llegue me dice que me deja, me cortaré las venas en el aeropuerto con este cuchillo”.

Por supuesto, mi padre me hizo dejar el cuchillo. Y David ese día no me dejó. Pero acabó dejándome.

¿Y qué ocurrió cuando David decidió poner fin a su relación?

Sentí que el mundo se acababa. Pensé: “¿Cómo voy a sobrevivir a esto?”. De hecho, ya han pasado cuatro años desde que me dejó y aún lo paso mal. Estos cuatro años han sido una mierda.

Como cuenta en su libro, tras la ruptura empezó a consumir drogas…

Antes de que me dejara David vomitaba un montón, pero drogas sólo tomaba de vez en cuando, muy de vez en cuando.

Pero la bulimia se me agudizó después de que me dejara David, y las drogas fueron ocupando cada vez más espacio. Fumaba cocaína y heroína.

Plato vacío con un centímetro
GETTY IMAGES / Ana estaba obsesionada con darse atracones de comida, con vomitar y con mantenerme delgada.

Salía del trabajo a las 6:00 pm, me iba a casa y tenía dos rutinas. La primera consistía en pasarme la tarde comiendo y vomitando, comiendo y vomitando, vomitaba hasta cinco veces al día, tenía los nudillos en carne viva de tanto rozarlos con los dientes al meterme los dedos en la garganta para provocarme náuseas.

La otra rutina consistía en atiborrarme de somníferos, me tomaba seis y me dormía hasta el día siguiente. Pero descubrí que podría añadir otro tercer plan: trabajar y drogarme, trabajar y drogarme.

¿Y entonces estalló?

Sí. Por un lado gastaba mucho dinero: en comida, en drogas, en pagar mi casa… Comencé a solicitar préstamos rápidos, a gastar en exceso con las tarjetas de crédito.

Pedía préstamos para pagar otros préstamos. Se convirtió en una bola de nieve que no dejaba de crecer. Llegó un momento en el que debía un montón de dinero, unos 20.000 euros.

Y por otro lado seguía obsesionada con darme atracones de comida, con vomitar y con mantenerme delgada.

Corría 10 kilómetros al día, vomitaba más que nunca. Llegué a pesar 42 kilos. Hablé con mi padre, él se hizo cargo de pagar los créditos y yo ingresé voluntariamente en una clínica.

El tiempo que estuve allí se me hizo eterno, fue un infierno. Engordé, me veía horrible.

Bulimia
GETTY IMAGES / Ana cuenta que su bulimia comenzó en la misma época en que se cambió a una escuela donde los valores eran muy diferentes a los inculcados por su familia. Fue un proceso de adaptación muy duro para ella.

Y al salir me tuve que ir a vivir a casa de mis padres, para que estos se aseguraran de que seguía hábitos saludables.

Volver a vivir con ellos fue espantoso, no podía soportarlo. Y un día, volviendo a casa del trabajo, me di cuenta de todo.

¿De qué se dio cuenta?

Me di cuenta de que estaba gorda, de que estaba viviendo con mis padres, de que David había echado a correr y seguía corriendo, de que tenía 31 años y no tenía nada.

Mi única motivación en la vida era vomitar. Así que me tomé 20 gelocatiles, sabiendo que eso te destrozaría el hígado y me mataría.

Mandé un mensaje a mi hermana y a mi madre de despedida. Y mi hermana, que es médico, me dijo que sí, que iba a morir pero que iba a tardar una semana y que iba a ser una muerte superdolorosa.

Ella lo decía para que fuera a casa y poder ayudarme. Pero yo lo que hice fue aparcar el coche y saltar por un puente.

La ingresaron entonces en un centro psiquiátrico, donde permaneció 37 días y cuya experiencia narró en internet y ahora en un libro. ¿Qué aprendió allí?

Aprendí de los pacientes. Yo siempre he sido alguien que se dejaba llevar por la primera impresión.

Y en el psiquiátrico me llevé una sorpresa: personas que parecían unos colgados de la vida, que si me los hubiera cruzado por la calle me habría cambiado de acera para evitarlos, resultaron ser gente admirable, gente con una sensibilidad especial, gente que te partía el alma.

Como Rhino, un chaval que lo único que quería era saber dónde estaba enterrada su madre.

¿Ese ingreso en el psiquiátrico la ha cambiado?

Sí. Me ha hecho más compasiva. Me he dado cuenta de que hay mucha gente que son enfermos mentales y que en muchos casos lo único que piden es alguien que les escuche.

Y nadie les quiere escuchar: porque no tienen tiempo, porque no se fían de ellos. Y ellos sólo quieren eso, ser escuchados. Y yo les escuché, por fuerza, porque no podía irme. Y luego me di cuenta de que escucharles había sido una suerte.

¿Entró en el psiquiátrico con la idea de escribir sobre lo que allí vivió?

No, para nada. Lo que sí que hice en esa ocasión fue llevar un diario, aunque no sé muy bien por qué.

Llevaba una libreta y fui escribiendo lo que comíamos, a quién conocía. Pequeñas anotaciones, unas 30 palabras al día.

"Me he comido incluso mi propio vómito": el desgarrador testimonio de una joven española que lleva años padeciendo bulimia

Al salir del psiquiátrico un día quedé con unas amigas y les conté muchas anécdotas de mi estancia allí. Y una de ellas, psicóloga, me dijo que debería de escribirlo, que la historia era buenísima y me ayudaría.

Yo decía que no, que jamás de los jamases. Pero un día en casa, tirada en el sofá, aburrida, con los pies mal y sin poder moverme, cogí el móvil y me puse a escribir mi estancia en el psiquiátrico.

Cada día escribía cómo había sido una jornada allí y colgaba el capítulo en un foro en internet. Fue un desahogo.

¿La escritura puede ser terapéutica?

Sí, totalmente. Yo ahora se la estoy recomendando a muchísima gente. Gente que está triste, que tiene problemas. “Escribe, escribe”, les digo.

Su historia se convirtió en un éxito, con más de 200.000 visitas. ¿A qué lo atribuye?

No lo sé. No tengo ni idea de por qué ha tenido ese éxito.

¿Tal vez porque a pesar de ser una historia durísima y descarnada usted la narra con mucho humor?

Puede ser. No quería ser ñoña, no quería ser una víctima, pobrecita yo, con mis piececitos destrozados…

He querido contar las cosas tal y como yo las sentía.

Pero no me he empeñado en ponerle un toque de humor negro, es que yo me río de todo, y allí dentro había cosas de las que me reía mucho.

¿Mantiene relación con algunos de sus compañeros de psiquiátrico?

Sí. Lo cuento al final del libro, no quiero desvelarlo.

¿Sigue escribiendo?

No. Imagino historias, pero no me atrevo a escribirlas. Soy muy perfeccionista.

Este libro lo escribí porque nunca lo concebí como un libro, nunca me imaginé que iba a ser publicado.

Si lo hubiera sabido, no lo habría escrito.

¿Cómo está ahora?

Regular.

Volví a vomitar, y lo sigo haciendo. Volví a ponerme triste.

De hecho, en mayo pasado volví a ingresar durante un tiempo en el mismo psiquiátrico.

Pero me hace ilusión lo del libro.

[MIGRANTES EN LA CAPITAL]
La ciudad capital se ve desbordada este día por cientos de migrantes hondureños, que buscan la ruta al pacífico, descontando kilómetros en su travesía hacia Estados Unidos.

[BLINDARÁ FRONTERA]
En tono más enérgico, el presidente estadounidense Donald Trump, amenaza con cerrar y militarizar la frontera sur, si Guatemala y México no detienen desbandada de migrantes hondureños.

[CADUCARÁN DPI]
Los primeros documentos de identificación personal, emitidos en el 2009, perderán vigencia el otro año, y sus propietarios podrían estar en riesgo de participar emitiendo su voto en las elecciones generales.

[34 MILLONES EMBARGADOS]
Son embargados 34 millones de quetzales vinculados al exsuperintendente de Administración Tributaria Marco Tulio Abadío y a su hijo Junior Vinicio Abadío Carrillo tras triangulación de dinero y supuesto lavado en hechos que ocurrieron en el año 2004.

[ENSAMBLE ÚNICO]
Todo listo para que mañana viernes se realice en el Teatro Nacional un ensamble que busca resaltar la opera, el rock y la música clásica.

En un solo día llegó a gastarse USD$200.000 en Harrods, la lujosa tienda por departamentos en el oeste de Londres y que es toda una insignia de la ciudad.

Durante una década, sus compras ahí superaron los US$21 millones. Eso equivaldría a que cada día, durante diez años, se hubiese gastado más de US$5.000.

También se compró una casa cerca de la tienda, en el exclusivo barrio de Knightsbridge que costó US$11 millones y un campo de golf por valor de US$13 millones.

La mujer también tenía un jet privado, que le costó US$55 millones.

El fin del anonimato

La mujer detrás de estas compras ha sido identificada como Zamira Hajiyeva, de 55 años y originaria de Azerbaiyán.

Es la esposa de Jahangir Hajiyev, exgerente del Banco Internacional de Azerbaiyán.

una casaREUTERS
La pareja compró una casa en un exclusivo barrio de Londres.

En 2016, Hajiyev fue condenado a 15 años de prisión tras ser hallado culpable de un fraude con el que desaparecieron millones de dólares del banco. Los jueces también le ordenaron pagar US$39 millones.

Zamira y Jahangir obtuvieron permiso para vivir en el Reino Unido gracias a una visa para inversores millonarios.

Para sus compras, Zamira utilizaba 35 tarjetas de crédito emitidas por el banco de su esposo.

Con esas tarjetas Zamira hizo compras que incluyeron joyas, relojes y perfumes por valor de US$200.000 en un solo día.

Otro día, gastó US$2.300 en la bodega de vinos.

En otra ocasión compró joyas Cartier por valor de US$130.000 y artículos de lujo para hombre por valor de US$26.000.

¿Por qué las autoridades revelaron su nombre?

Jahangir HajiyevGETTY
Jahangir Hajiyev fue gerente del Banco Internacional de Azerbaiyán.

Zamira Hajiyeva es la primera persona a la que se le aplica una nueva normativa anticorrupción de Reino Unido.

Esta incluye una medida llamada Orden para Riquezas no Explicadas (UWO, por sus siglas en inglés), que está diseñada para perseguir a presuntos funcionarios extranjeros corruptos que posiblemente hayan lavado dinero en Reino Unido.

Así, la UWO obliga a Hajiyeva a mostrar evidencias que justifiquen su riqueza. Si no logra explicarlo, las autoridades pueden confiscar sus propiedades.

Los abogados de Hajiyeva, por su parte, han dicho que la UWO “no debe usarse para implicar que se haya cometido un delito”.

La pareja de millonarios solicitaron un permiso para apelar la UWO que pesa contra ellos.

billetesGETTY
Transparencia Internacional calcula que en Reino Unido hay US$6.000 millones en riquezas sospechosas.

Hajiyeva perdió una batalla legal para permanecer anónima, luego de que los medios argumentaran que el público debía conocer los hechos de manera completa.

Según Transparencia Internacional, en Reino Unido hay casi US$6.000 millones en riquezas sospechosas.

¿Qué dicen los acusados?

Los abogados de Hajiyeva y su esposo sostienen que ellos son inocentes y que están sufriendo una gran injusticia.

Zamira Hajiyeva afirma que su esposo obtuvo su riqueza gracias a que era un legítimo y exitoso hombre de negocios antes de convertirse en gerente del banco.

Jahangir Hajiyev también niega haber defraudado al banco y ha pedido a la Corte Europea de Derechos Humanos que intervenga en su caso.

La Agencia Nacional del Crimen británica, sin embargo, dijo ante los tribunales que Hajiyev había sido un funcionario estatal entre 1993 y 2015, con lo cual no habría podido amasar la fortuna que los investigadores han estado rastreando.

QUETZALTECO http://www.prensalibre.com/Ciudades/Quetzaltenango

De acuerdo con información extraoficial, otras personas que acompañaban al jefe edil también están retenidas.Algunas lograron huir de la turba.

El alcalde junto con otras personas llegaron  a  Los Cerros, que comunica con la zona del Pacayá, para tratar el tema de la falta de servicio de energía eléctrica desde hace más de dos meses, pues se buscaba la reconexión.

Las comunidades integran una organización campesina y están en resistencia, pues desde hace ocho años no pagan por el servicio de energía. Según datos del distribuidor, la deuda por el servicio asciende a Q21 millones.

Se informó que el jefe edil mediaba para que los líderes comunitarios dialogaran y se buscará una solución al problema de energía.

Muchos pobladores no están de acuerdo con el diálogo y han indicado que no aceptan ningún acuerdo con el distribuidor Energuate. También exigen que nacionalice el referido servicio, pues, según ellos, el costo es alto e irregular.

No deje de leer: Un hombre y una vaca mueren en accidente de tránsito en la ruta hacia Quetzaltenango

El miércoles último un grupo de líderes comunitarios participaron en una caminata para solicitar al alcalde que gestionará ante el distribuidor para que el servicio de energía se restablezca.

Un juez de Paz va al lugar con un contingente de la Policía Nacional Civil (PNC) para efectuar una exhibición personal a favor del alcalde, quien ingresó a la comunidad con sus guardaespaldas y carro blindado.

El alcalde de Coatepeque, Alfonso García Junco, permanece retenido. (Foto Prensa Libre: Alex Coyoy).
El alcalde de Coatepeque, Alfonso García Junco, permanece retenido. (Foto Prensa Libre: Alex Coyoy).

Trasciende que sus guardias también están retenidos al igual que el automotor. La PNC dijo que respetará los protocolos establecidos y que buscarán el diálogo.

Mynor Amézquita, vocero de Energuate, informó que las comunidades El Troje, San Agustín Pacayá y San Rafael Pacayá 1 no aceptaron el diálogo por lo que continúan sin energía eléctrica.

Para leer más: Capturan a señalados de apropiarse de inmuebles de la Municipalidad de Santiago Sacatepéquez

Unos 300 agentes de la PNC han llegado para el resguardo de los trabajadores de Energuate que hacen la reconexión, lo que ha motivado que unos mil inconformes se reúnan en el punto.

Según información extraoficial, un grupo de pobladores se enfrentó a agentes de la PNC, quienes habrían lanzado gas lacrimógeno para retomar el orden.

Una de las patrullas de la PNC fue dañada por los inconformes en Coatepeque. (Foto Prensa Libre: Alex Coyoy).
Una de las patrullas de la PNC fue dañada por los inconformes en Coatepeque. (Foto Prensa Libre: Alex Coyoy).

QUETZALTECO http://www.prensalibre.com/Ciudades/Quetzaltenango

La fiscalía española solicitó este miércoles 11 años de prisión y una multa de 59 millones de euros para el antiguo presidente del FC Barcelona Sandro Rosell, acusado de blanqueo de dinero relacionado con la venta de derechos televisivos de partidos en Brasil.

La fiscalía de la Audiencia Nacional, una alta jurisdicción especializada entre otros en casos de corrupción, acusa a Rosell, su esposa y otras cuatro personas de “lavado de capitales a gran escala” de al menos 19,9 millones de euros desde 2006.

Son sospechosos de haber escondido dinero obtenido ilegalmente por Ricardo Teixeira, expresidente de la Confederación de Fútbol Brasileña (CBF).

Rosell vivió y trabajó en Brasil, donde forjó numerosos contactos empresariales.

El caso se centra en un contrato firmado en 2006 para vender la retransmisión de 24 partidos amistosos de la selección brasileña a una compañía con sede en Islas Caimán.

Rosell y su esposa habrían recibido casi 15 millones de euros en sus cuentas como parte del negocio.

Luego habrían entregado 8,4 millones de euros a Texeira y conservado para ellos los restantes 6,6 millones.

Rosell y otras personas también están acusados de haber ocultado unos 5 millones de euros obtenidos ilícitamente por Texeira como parte de un patrocinio de Nike a la selección brasileña.

Texeira, exvicepresidente de la FIFA, está siendo investigado por la justicia en Brasil así como en Estados Unidos, en el marco del “Fifagate”, el escándalo de corrupción que implicó a varios dirigentes del fútbol mundial.

La fiscalía española solicitó 7 años de prisión y 50 millones de euros de multa contra la mujer de Rosell, Marta Pineda.

 

Otros en la vista de la Fiscalía

Asimismo pidió para uno de los otros cuatro sospechosos, Joan Besoli, consultor financiero basado en Andorra, 10 años de prisión y 55 millones de euros de multa.

Rosell renunció a la presidencia del Barcelona en 2014 tras ser imputado por presunto fraude fiscal en el turbio fichaje de Neymar en verano de 2013 procedente del Santos.

Rosell consiguió finalmente la exculpación gracias a un acuerdo entre la directiva azulgrana y la justicia para que toda la culpabilidad la asumiera el club como persona jurídica.

Pero el expresidente del Barça tiene otro juicio pendiente nacido de la querella del fondo brasileño DIS, antiguo poseedor de parte de los derechos de Neymar, que se sintió perjudicado por la operación.

© Agence France-Presse

Después de dos días de estar encadenada a una cómoda, Chloe Ayling aceptó compartir la cama con su secuestrador.

“Mientras más comenzamos a hablar, más se estaba formando el vínculo y cuando me di cuenta de que comenzaba a gustarle, supe que tenía que usar eso como ventaja”, cuenta Ayling al programa de la BBC Victoria Derbyshire.

La historia de esta modelo británica de 20 años tomó notoriedad en agosto de 2017 luego de pasar seis días secuestrada en Milán, Italia, con la amenaza de ser vendida en internet.

Su secuestrador Lukasz Herba, de 30 años, engañó a Ayling con la promesa de una sesión de fotos, en julio pasado, en Italia.

A la joven le inyectó la droga ketamina, la desnudó, la esposó, la metió en una valija y condujo 193 km con ella en el maletero de un auto hasta una remota granja.

Ayling contó que fue “horrendo” cuando llegó a la casa y Herba dijo que la venderían como esclava sexual a menos que consiguiera 300.000 euros (US$350.000).

“Creí que lo que estaba diciendo era verdad y no lo dudé por un segundo porque eran muy detalladas las respuestas a mis preguntas”, describe la joven.

Pero su secuestrador también le preguntó si podía besarla y si podrían llegar a tener una relación.

“Pensé que esa era mi oportunidad de escapar”, dijo Ayling.

“Una vez que vi su reacción ante la posibilidad de una relación en el futuro, el comenzó a actuar con entusiasmo y estaba muy ansioso, siempre hablando de eso. Su respuesta me hizo pensar que tenía que seguir fingiendo”.

Lukasz HerbaEPA
Herba recibió una condena de 16 años y nueve meses en Italia.

La liberación

Cuando se dio cuenta de que el rescate no se iba a pagar, la liberó llevándola al consulado británico en Milán.

Mientras esperaban que se abriera, testigos informaron que los vieron reír y bromear en un café.

Puede parecer extraño, “¿pero por qué serías distante con la persona que está comenzando a sentir algo por ti y está confiando en eso para liberarte?

“Tuve que hacer todo lo posible para que se enamorara de mí”.

Herba, de nacionalidad polaca, fue sentenciado en junio pasado a 16 años y nueve meses de cárcel después de un juicio en un tribunal de Milán.

En su defensa, Herba dijo que conocía a Ayling de antes y se había enamorado de ella. Aseguró que quería crear un escándalo para ayudarla en su carrera como modelo y así obtener publicidad.

“Todavía no entiendo del todo cuál fue su motivación”, cuenta Ayling a la BBC.

Reconstrucción del hecho.REUTERS
La modelo fue drogada, secuestrada y puesta en una valija el año pasado en Milán. (Reconstrucción del hecho)

“No puede ser solamente dinero, porque me elijo a mí y me agregó a Facebook hace dos años, es como si me hubiera estado persiguiendo todo este tiempo. Debe ser una obsesión“.

El regreso

Cuando regresó a Reino Unido después de su liberación, habló con periodistas de televisión y algunas personas la criticaron por su aparente felicidad, así como la vestimenta que había elegido usar.

Ella dijo que estaba feliz de volver a su casa, y que acababa de bajar de un avión con pantalones cortos y un top.

“Solo estaba siendo yo misma. Fui a hablar con los periodistas porque pensé que eso haría que se fueran, pero en realidad no funcionó”, explica.

“La gente esperaba verme llorando todo el tiempo y que me alejara del mundo, sin enfrentar ninguna cámara. Podría haber elegido hacerlo, pero pensé que eso no iba a ayudar a recuperarme. Hablar sobre esto y estar rodeada de personas era mi forma de superarlo y seguir adelante”.

Al defenderse de las críticas por su aparente indiferencia, ella dijo que trata de alejarse de los ataques.

“Es una sensación indescriptible el no saber si vas a recuperar tu libertad y no me gusta volver a pensar en eso”, aseguró.

Ayling, que escribió un libro sobre su terrible experiencia, califica de ridículo que la gente continúe dudando de ella incluso después de la condena a Herba.

La joven culpa a los medios por el lavado de cerebro de las personas y dice que recibe la mayoría de agresiones por parte de las mujeres.

“Una vez que se dan cuenta de que alguien es controvertido, simplemente intentan ahondar más y más y tratan de hacer que la gente odie a esa persona, ya que eso hará que tengan más público”.

“Es doloroso porque no esperaba pasar por algo tan terrible y que no te crean en tu propio país”, concluye.

“Aquí no se trata de que la gente tiene dificultad para conseguir comida. Es simplemente que no come”.

Lo dice y después larga una carcajada nerviosa. Charolette Tidwell es una enfermera jubilada de 72 años que desde hace una década se viene gastando la mitad de su pensión en comprar alimentos para repartirlos entre 1.200 adultos y niños que aguantan hambre en Fort Smith, Arkansas.

“Yo me di cuenta de ese problema cuando en un supermercado local un tendero me contó la historia de una pareja que compraba comida para gatos para reemplazar las proteínas en su dieta”, me cuenta Tidwell.

Pero el hambre solo es un síntoma de una crisis mayor.

Charolette Tidwell fundó una organización para ayudar a la gente necesitada de Fort Smith

La encuestadora Gallup midió durante 10 años el bienestar y la calidad de vida en 189 localidades estadounidenses y publicó una encuesta con los resultados en marzo de este año. Fort Smith se ubicó en el último lugar.

Por esa razón, varios medios, incluidos Business Insider y Yahoo Finance, la catalogaron como “la ciudad más infeliz” de Estados Unidos.

“La encuesta mide cinco factores: propósito de vida, seguridad financiera, salud física, vida en comunidad y sociabilización. Y en esos aspectos, Fort Smith registró una calificación muy baja”, le dijo a BBC Mundo Dan Witters, analista senior de Gallup.

“Lo que vimos es que se trata de un ciclo que no logran romper: no tienen dinero para comprar comida, entonces se alimentan mal, entonces se enferman por eso. Y todos los indicadores de bienestar se ven afectados”, agregó.

BBC Mundo
Fort Smith es la segunda ciudad de Arkansas y está ubicada en la frontera con el estado de Oklahoma, en el centro de EE.UU.

“No es el 10%, es la mitad”

En Fort Smith, sin embargo, no parecen saber mucho sobre la encuesta que les otorga el título infame.

En medio de las que fueron las barracas de la base militar de Fort Shafee -“donde Elvis Presley prestó parte de su servicio militar”, se jactan- el sol cae con fuerza sobre un grupo bullicioso que disfruta de un festival de cervezas artesanales.

El evento es una idea conjunta de varios empresarios locales para recaudar fondos y donarlos a una fundación que trabaja con personas en situación de pobreza.

Entre ellos, vestido de pantaloneta azul y camiseta verde, está el reverendo Jim Horme, con un pequeño vaso de cerveza en la mano.

BBC

“Si me preguntas, una persona como yo, con un buen ingreso, es feliz en Fort Smith. Pero si le preguntas a los hispanos, a los negros, a los asiáticos, a los que ganan el salario mínimo, ellos no, ellos no la están pasando bien”, le explica Horme a BBC Mundo.

“Y resulta que ellos no son el 10% de la población de la ciudad. Son la mitad”.

Las cifras de la encuesta de Gallup revelan, entre otras cosas, que los habitantes de este rincón de Arkansas no tienen una calidad de vida aceptable -o cuanto menos, tolerable- en tres asuntos fundamentales.

Salud. Resguardo financiero. Y por sobre todo, seguridad alimentaria.

Fprt Smith.
Muchos locales en el centro están cerrados y llevan esperando varios meses que alguien los ocupe.

Este último punto es clave: uno de cada cuatro menores de edad en Fort Smith ha padecido hambre en los últimos 30 días, de acuerdo al departamento de salud de Arkansas.

Y al menos 35% de las personas entrevistadas por Gallup en la ciudad dijo no tener suficiente dinero para comprar comida.

Ahí es donde la enfermera Tidwell y su fundación Anthioc for Youth and Family entran en acción.

Después de pasarse la mañana clasificando alimentos junto a un par de voluntarias, Tidwell carga una camioneta con 172 bolsas de provisiones y ella misma la conduce hacia el lugar de entrega de esta semana: el conjunto residencial Nelson Homes, para personas retiradas que no pueden pagar un arriendo.Cómo es la vida en Fort Smith, "la ciudad más infeliz" de Estados Unidos

En el sótano, donde está el comedor comunal, Marcus Wright aguarda en una fila a que Tidwell le entregue su bolsa, sostenido apenas por un andador que le ayuda a movilizarse.

“Sin este mercado, me sería muy difícil poder comer”.

Durante casi cinco décadas, Wright ejerció dos oficios: camionero y profesor sustituto. Y en todos esos años logró ahorrar un poco más de US$100.000 para su retiro.

Pero durante la crisis financiera de 2008 ese dinero se esfumó. Y quedó con una ayuda mensual del gobierno estatal de US$1.000.

Señor con su andador
Muchos de los adultos mayores en Fort Smith, como Marcus Wright, tienen problemas de salud que necesitan de atención permanente.

“Pago 300 dólares de renta y el resto de lo que recibo del gobierno apenas me alcanza para pagar las visitas médicas y los remedios”, me cuenta el hombre, que tiene una afección crónica en los tobillos que le afectan la estabilidad.

Las facturas pueden llegar, en algunos meses, a los 800 dólares.

Entonces Wright no come, salvo que lo asistan.

Y esto ocurre en un país que desperdicia -esto es, tira a la basura- 36 millones de toneladas de comida al año, de acuerdo a un estudio de la Universidad de Arkansas.

En el caso de los niños, la situación es parecida. Por eso, tras dejar las bolsas a los ancianos, Tidwell conduce su camioneta hacia la escuela primaria Spradling.

Con su cabellera platinada y frondosa, Robyn Dawson, la rectora del colegio, se pasea por las instalaciones saludando a su pupilos.

Cómo es la vida en Fort Smith, "la ciudad más infeliz" de Estados Unidos

De los 800 estudiantes que tiene esta primaria, el 98% califica para recibir un subsidio de alimentos debido a que sus familias no ganan lo suficiente para poner a diario el pan sobre la mesa.

“Nosotros les proveemos dos comidas al día. Y tenemos la menor tasa de inasistencia de toda la ciudad, porque los niños saben que si no vienen, no comen”, revela Dawson.

El problema, añade, es que tienen que estar abiertos todo el año, incluso en verano (de junio a agosto), porque cuando cierran -los fines de semana, por ejemplo- hay niños que pasan hambre.

Charolette Tidwell
Charolette Tidwell reparte víveres a 1.200 personas mensualmente. Muchos de los alimentos los compra usando su propio sueldo.

“¿Qué calidad de vida puede tener alguien en esas condiciones?”, pregunta. “¿Qué niño puede ser feliz así?”

La era Whirlpool

Es sábado por la tarde y las calles del centro de Fort Smith están vacías. Y muchos locales comerciales, abandonados, acumulan polvo y facturas vencidas.

La primera impresión que deja este sector de la ciudad no es que sea un lugar infeliz, sino que está paralizado. Estancado.

Enaí López soporta el sol inclemente del mediodía en la calle principal, vestido con un traje de paño que se adivina incómodo para estas temperaturas.

Él es salvadoreño y llegó hace ocho años desde Portland, Oregon. Se dejó convencer por la foto que le envió un familiar que tenía una nevera llena de peces que él mismo había pescado en el río que rodea a Fort Smith.

Pero apenas entró a la ciudad se le esfumó la ilusión de la abundancia.

“Siempre que llego a un sitio mido su progreso en el número de construcciones. Y el primer mes que estuve acá no vi una sola”.

Fila para recoger alimentos
Uno de cada cinco adultos mayores en la ciudad tiene problemas para conseguir alimentos suficientes para su subsistencia.

“Después concluí que el estancamiento de este lugar tenía que ver con su conservadurismo. No tenían un solo edificio nuevo, pero habían hecho un monumento nacional en donde está la horca con la que se ejecutó a decenas de personas en el siglo XIX”, agrega.

Un conservadurismo histórico y geográfico: Fort Smith está en el corazón de lo que se conoce como el “cinturón bíblico”, un sector que abarca 12 estados del sur de EE.UU. donde la religión es casi tan importante como el agua.

Eso, en parte, ha hecho que las propuestas de renovación económica -basadas en una apertura social y financiera como la instalación de las oficinas centrales de empresas como FedEx y Walmart– no hayan calado aquí.

Fort Smith está en la lona y le cuesta levantarse. Lo que sí tienen claro sus habitantes es quién les causó semejante nocaut: Whirlpool.

“En 2006, la planta de Whirlpool, que producía neveras y lavadoras, cerró y dejó a 5.000 personas en la calle. Eso fue un golpe del que la ciudad nunca se recuperó”, explica Talicia Richardson, vocera de la Asociación de Empresarios de Fort Smith.

Y como si ello no hubiera bastado, dos años más tarde llegó la gran crisis financiera.

Robyn Dawson con un niño de la escuela
Robyn Dawson es la rectora de la primaria Spradling, donde 98% de los niños necesita asistencia alimentaria.

A partir de 2008, los indicadores se deterioraron hasta alcanzar números en rojo. Un ejemplo: el 48% de los habitantes no tiene el dinero suficiente para comprar una casa (12% más que la cifra de media nacional), lo que afecta sobre todo la sociabilidad y el sentido de comunidad.

“Para acceder a una vivienda de dos cuartos en Fort Smith uno tendría que ganarse 30 dólares la hora. El salario mínimo es de US$8,2”, explica Richardson.

Pero los peores registros son los de salud. Según el departamento sanitario estatal, un 18% de adultos ha sido diagnosticado con diabetes, un índice que no solo es el más alto del estado de Arkansas sino que duplica el promedio nacional.

Sin contar el tabaquismo: el 39% de las muertes de hombres en el condado se deben a enfermedades asociadas con el consumo de cigarrillos.

La gente que no tiene seguro médico tiene que pagar las cuentas de los hospitales. Y a los que tienen seguro, se les va la plata en los medicamentos”, me cuenta Hilda King, la manager de Nelson Homes.

“Si les quitaran al menos la mitad de esos gastos, la gente viviría más tranquila. Más feliz”.

Mujer en silla de ruedas
Otro problema que cargan muchos habitantes de Fort Smith es la falta de acceso a la vivienda propia, por bajos ingresos pero también porque buena parte de lo que reciben se destina a gastos médicos.

La mejor del planeta

Pero no todos creen que la cosa esté tan mal.

Nayra Camacho confiesa que nunca pensó que le costaría tanto dejar Fort Smith.

Cuando me tuve que ir porque me casé, me causó una crisis de ansiedad que terminó con depresión, me cuenta.

“Extrañé mucho esta ciudad, yo creo que es un gran lugar para vivir”.

Camacho no nació en Fort Smith, sino en México. Sus padres atravesaron la frontera cuando ella tenía 3 años y nunca ha regresado.

Durante dos décadas vivió como indocumentada, hasta que en 2016 el entonces presidente Barack Obama aprobó la ley conocida como DACA, que legalizó de forma temporal la situación de aquellos sin papeles que habían sido traídos al país cuando niños.

Mayra
Mayra Camacho llegó proveniente de México cuando tenía 3 años. Se sentó en Fort Smith, un lugar que ama.

“Mis padres escogieron Fort Smith porque era un lugar más tranquilo”, explica.

Tuvo una niñez sin muchos inconvenientes, pero su vida se complicó cuando quiso acceder a la universidad.

Mis papás solo pudieron pagar dos semestres. Y, como indocumentada, no podía acceder a las becas”.

Entonces ocurrió algo que le hizo considerar a esta ciudad como la mejor del planeta: un grupo de vecinos se juntó y le pagó el resto de la matrícula para que se pudiera graduar de psicóloga.

“Fort Smith tiene esas cosas. Y tiene mucho potencial para ser el rincón más apetecible de Arkansas: estamos al lado de un río, tenemos un paisaje hermoso, podemos mejorar”, insiste con entusiasmo.

Lavada de cara

En el camino hacia el río, las fachadas de algunas casas y bodegas parecen enormes lienzos llenos de dibujos coloridos, de vaqueros cabalgando sobre portentosos corceles o de comadrejas que se escabullen por las ventanas de los edificios.

Muchos de esos murales hacen parte de un proyecto local para atraer turistas conocido como Unexpected (Inesperado), en el que artistas callejeros internacionales intervienen las paredes de algunos edificios sin que la gente sepa dónde aparecerá el próximo grafiti.

Una lavada de cara para una ciudad alicaída.

Es una iniciativa de la empresa privada en conjunto con la alcaldía de Fort Smith,en cuya oficina aceptan sin reparos los problemas que tiene la ciudad.

Pero no están muy contentos con el calificativo de “la más infeliz”.

Murales en Fort Smith
La ciudad ha intentado mostrar una mejor versión de sí misma a través de proyectos como “Unexpected”, que consiste en pintar varios murales en edificios del centro de Fort Smith sin que los vecinos sepan dónde va a aparecer el próximo.

Más que decir que somos la ciudad más infeliz, somos una ciudad donde no hemos aprovechado las oportunidades”, opina Carl Geffken, el vocero de la administración local.

Geffken es tremendamente alto, va vestido con una camisa de lino, mancuernas y un corbatín rosa que le adorna el cuello. Es de Nueva York y vivió el resurgir de la metrópolis tras los ataques del 11 de septiembre de 2001.

Por eso, dice, a pesar de que Fort Smith es una de las ciudades con menores ingresos per cápita del país (US$40.970, por debajo del promedio nacional), el problema que la aqueja es “cultural y de mentalidad, no de dinero”.

“No hemos podido recuperarnos de la crisis de la fábrica Whirlpool y el crash financiero de 2008 y tenemos que hacer algo urgente, porque ya hemos desperdiciado 10 años que sí han aprovechado otras ciudades”, dice.

“Nuestro presupuesto es limitado. No tenemos planes sociales para alimentación o vivienda, porque tenemos que dedicar nuestros recursos a otros gastos básicos: seguridad, infraestructura y la administración”.

Baile callejero
En Fort Smith intentaron romper el récord mundial de baile callejero para el libro Guinness. No lo lograron.

Confía en que las iniciativas privadas combinadas con la capacidad operativa de la alcaldía pueden sacar adelante a la ciudad.

Otros piensan que hay que hacer las cosas de manera distinta: pensar creativamente, sugieren, think outside the box.

Bailar hasta ganar

Cuando Brad Randall, el dueño de una concesionaria de autos usados que lleva en su familia tres generaciones, leyó en internet que a Fort Smith la estaban llamando la ciudad “más miserable” de Estados Unidos, decidió que había que hacer algo.

Y lo mejor que se le ocurrió fue bailar.

Es domingo. En la explanada junto al río un grupo de personas ensaya una coreografía al ritmo de la pegadiza “Uptown Funk” de Bruno Mars.

Randall los ha convocado para batir el récord Guinness del mayor número de bailarines de calle.

La única condición que impuso la empresa que publica el popular libro Guinness es que para romper la marca, y que eso quede consignado en la edición de 2019, deben ejecutar una coreografía que dure al menos cinco minutos.

Cómo es la vida en Fort Smith, "la ciudad más infeliz" de Estados Unidos

“Esta es una iniciativa para decirle al mundo que no somos lo que sale en los medios. Estamos cambiando esa imagen de nuestra ciudad, estamos demostrando que podemos ser felices”, explica Randall.

El grupo sube las manos cuando el director del ensayo da la instrucción a través del micrófono. El problema comienza cuando hay que mover las piernas, pero la descoordinación generalizada termina en carcajadas.

Estamos seguros de que lo vamos a conseguir. Tenemos más de 600 inscritos y vamos a poner el nombre de Fort Smith en el mapa”, agrega Randall.

Después de tres ensayos, el pasado 29 de mayo los inscritos fueron convocados en la avenida Garrison, la principal de la ciudad.

El récord anterior se había establecido en Nueva York en 2015, con 252 personas bailando frente a la sede de la cadena NBC.

Así que para romper el récord Fort Smith necesitaba 253 personas.

Pero ese día solo llegaron 187.

Irene Hernández Velasco
Madrid, especial para BBC Mundo

Un año y medio, un largo año y medio, se pasó el español Alberto Aguilar buscando a su hija Patricia, de 19 años. Y por fin la encontró.

Desnutrida, sola en medio de la selva central de Perú, con un bebé de menos de dos mes (sin vacunar y repleto de picaduras de insectos) entre sus flaquísimos brazos.

Así estaba Patricia, quien además estaba encargada también del cuidado de los cuatro hijos de otras dos mujeres, y que vivía en una cuadra en condiciones infrahumanas en San Martín de Pangoa, un pueblo a unos 600 kilómetros de Lima.

Yo fui guardaespaldas del “gurú del sexo” Osho

Abducida, según todos los indicios, por el presunto gurú de una secta apocalíptica, padre de su pequeña hija y de los otros cuatro niños.

Esta es su historia.

Patricia Aguilar huyó de su casa en España en enero de 2017, poco después de cumplir la mayoría de edad. Dejó atrás Elche, la localidad de Alicante donde residía con sus padres, y cortó de raíz todo contacto con su familia.

Se trasladó a vivir a Perú junto Félix Steven Manrique, peruano de 35 años con el que había entrado en contacto a través de internet cuando ella tenía 16 años.

Por pura casualidad: la joven había tenido un sueño extraño y entró en una página esotérica tratando de averiguar su significado. Manrique fue quien le contestó.

Hasta su detención, Manrique, técnico electricista de formación, tenía varios perfiles y páginas en donde predicaba que el fin del mundo estaba muy cerca. Se presentaba a sí mismo como un elegido, como un salvador, como un enviado de Dios ante el apocalipsis.

Se hacía llamar “el príncipe” y era el líder de una secta gnóstica.

En YouTube, por ejemplo, había puesto en marcha un canal con el nombre de “Gnosis Budismo Profecías Príncipe Venerable Maestro Príncipe Gurdjieff” donde explicaba sus doctrinas apocalípticas.

Y predicaba que su misión era repoblar el planeta y tener hijos con el mayor número posible de mujeres.

Y Patricia cayó en sus redes.

Experto en persuasión

La odisea de unos padres españoles para encontrar en Perú a su hija captada por "el Príncipe", el gurú de una secta apocalíptica
Cuando la encontraron, estaba al cuidado de su bebé y de los cuatro hijos de otras dos mujeres. AFP

“Steven Manrique se dedicaba a través de las redes a captar jovencitas, con un trabajo sutil de años”, le explica a BBC Mundo María Teresa Rojas, abogada de la asociación SOS Desaparecidos y representante legal de la familia de Patricia.

“Patricia se encontraba además en una situación de debilidad psicológica, acababa de morir un tío suyo al que estaba muy unida”, agrega.

Según la abogada, Manrique es un experto en técnicas de persuasión que fue atrapando a Patricia.

“Primero se presentó como un amigo, luego como una especie de novio y luego, cuando vio que era el momento adecuado, empezó a contarle que el mundo estaba muy mal, que había muchas guerras por llegar, que todo estaba escrito, que él era una especie de Dios y que sería el juez en el próximo apocalipsis”, cuenta Rojas.

“Poco a poco, a través de las técnicas que empleaba Manrique, Patricia fue perdiendo la cabeza”.

Así ocurrió hasta que hace un año y medio la joven decidió dejarlo todo para seguir a ese supuesto gurú.

La familia de Patricia comenzó entonces una búsqueda incesante, decidida a encontrar a la joven como fuese.

Alberto, el padre, no sólo llegó a viajar en dos ocasiones a Perú, donde intervino en programas de la televisión y solicitó apoyo a las autoridades.

Además, la familia gastó todos sus ahorros en la búsqueda, e incluso puso en marcha colectas populares para reunir más dinero. Gracias a eso pudieron colaborar económicamente con el operativo policial que permitió que la semana pasada Patricia fuera por fin encontrada en la selva central de Perú y Manrique, detenido.

“Es un tipo muy peligroso”

Ese operativo consiguió primero localizar a Steven Manrique en Alto Celedín, un pueblo del distrito peruano de San Martín de Pangoa, donde vivía junto con dos mujeres (una de ellas, su esposa oficial).

La odisea de unos padres españoles para encontrar en Perú a su hija captada por "el Príncipe", el gurú de una secta apocalíptica
Félix Steven Manrique se describía como un Dios que quería repoblar la Tierra teniendo hijos con el mayor número posible de mujeres. AFP

Rojas explica que la policía peruana alquiló una habitación contigua a la suya, desde la que le hicieron seguimiento.

“Gracias a eso, supieron que Patricia estaba sola con los niños en algún lugar de la selva. Y tras lograr la confesión de una de las dos mujeres con las que vivía Manrique pudieron localizarla”, explica la abogada.

Manrique fue detenido el miércoles de la semana pasada. Este jueves, la Justicia peruana debe decidir si ingresa en prisión preventiva o si lo deja en libertad.

“Esperamos obviamente que lo manden a la cárcel. Es un tipo muy peligroso, estamos prácticamente seguros de que además de a Patricia ha captado a otras menores de edad”, afirma Rojas.

La abogada considera que es muy posible que entre el material que le incautó la policía peruana durante su detención haya pruebas.

“De hecho, Steven Manrique trató de tragarse dos open drives en el momento de su detención, pero no lo logró”, asegura.

Alberto, el padre de Patricia, todavía está en Perú. Pero aún no ha podido ver a su hija ni a su nieta, nacida el pasado 28 de mayo en medio de lamentables condiciones higiénicas en la misma cuadra en la que fue localizada Patricia.

Tanto la joven española como las dos mujeres con las que se encontraba el presunto gurú de la secta en el momento de su detención han sido trasladadas a Lima, donde se encuentran en compañía de sus hijos y donde fueron sometidas a exámenes médicos y psicológicos para determinar su estado de salud física y mental.

“Hay que salvar a ese bebe”

Pero la familia de Patricia no se hace ilusiones respecto a la joven. Consideran que el profundo lavado de cerebro al que a su juicio la sometió Manrique aún persiste.

La odisea de unos padres españoles para encontrar en Perú a su hija captada por "el Príncipe", el gurú de una secta apocalíptica
La familia de Aguilar tardó un año en encontrarla. AFP

“No nos sorprendería que en un primer momento Patricia saliera en defensa de Steven Manrique. Es muy posible que para ella los malos seamos nosotros y que considere normal todo lo que ha vivido, al fin y al cabo ese hombre se adueñó de su voluntad”, sostiene María Teresa Rojas.

“De hecho, cuando la detuvieron, una de las dos mujeres con las que se encontraba y que está embarazada de ocho meses, no dudó en quitarse sus zapatos para que él no fuera descalzo. Ellas lo consideran un ser superior”.

El problema es que Patricia es mayor de edad y nadie la puede obligar a seguir un tratamiento para superar el proceso de captación del que, según todos los indicios, habría sido víctima.

“Si defiende a Steven Manrique contra viento y marea, podríamos pedir que la declararan incapacitada y que le retirarán al menos temporalmente la guardia y custodia de su hija y entregaran el bebé a su familia, aunque en ningún caso separaríamos a Patricia de la niña. Al menos hay que salvar a ese bebe, pero nuestro objetivo es salvar a las dos”, en palabras de la abogada de SOS Desaparecidos.

Daniel García Marco (@danigmarco)
Corresponsal de BBC News Mundo en Venezuela

La crisis ha partido en dos a la Venezuela socialista. Pero la brecha no separa tanto a chavistas y opositores como a los que tienen dólares y a los que no.

En un país de gobierno bolivariano y nacionalista y de control cambiario desde 2003, casi todos prefieren los papeles con la cara de los presidentes Washington, Grant, Jackson o Franklin a los que tienen la efigie de Simón Bolívar u otros próceres de la patria.

Y es que tener los primeros marca la diferencia entre resistir la crisis o no; incluso entre sobrevivir o no.

En las elecciones presidenciales del 20 de mayo el candidato Henri Falcón proponía dolarizar la economía venezolana como medida rápida y efectiva para acabar con la hiperinflación que devora los salarios y bolsillos de los venezolanos.

Falcón no ganó y no hay dolarización, pero aunque oficialmente sólo se puede cobrar en bolívares, cada vez más el dólar y su cambio en el mercado negro se convierten en la referencia de una economía en la que conviven de hecho dos monedas.

El salario mínimo mensual es de 2,5 millones de bolívares. Parece una cifra alta, pero en el mercado de cambio paralelo -el de referencia en la calle- equivale apenas a US$1. Y un kilo de pollo alcanza ya los 2 millones de bolívares.

Venezuela: la profunda brecha entre los que tienen dólares y los que no
Un de los locales de moda en Caracas, frecuentado por una minoría aún pudiente. AFP

“Quien tiene unos pocos dólares vive bien y su realidad es muy distinta de quien no los tiene”, afirma a BBC Mundo el economista Asdrúbal Oliveros.

Eso se ve claramente en la zona de clase media y alta de Chacao, en Caracas, por ejemplo.

Por un lado, gente pudiente llena restaurantes elegantes; por otro, jóvenes con ropa sucia rebuscan alimentos en la basura. Unos y otros separados apenas por unos pocos metros. Y por los dólares que los primeros ganan con su trabajo, tienen ahorrados por un pasado que fue próspero o reciben desde el exterior.

Los siguientes son perfiles que ilustran la profunda brecha que separa a los que tienen dólares en Venezuela de los que no tienen.

“No puedo mejorar mi calidad de vida”

Rafael Acendra vive con sus dos hijos en lo alto de un barrio popular de Caracas. El piso de su vivienda es puro cemento. Desde hace meses, como todos en este cerro de Brisas de Propatria, no dispone de agua.

Recuerda con nostalgia su pasado como empleado de una empresa de asesoría técnica automotriz donde era comercial de pintura para vehículos.

Venezuela: la profunda brecha entre los que tienen dólares y los que no
Un muchacho busca comida a las afueras de un supermercado saqueado en Caracas en abril de 2017. AFP

“Tenía un buen sueldo, comisiones, bonos, formación, me pagaban viajes a Estados Unidos…”, evoca. Pero eso cambió. La empresa quebró por la crisis y ahora trabaja por su cuenta vendiendo pintura importada para vehículos. Sin auto.

Tiene a su cargo dos hijos, uno de 11 y otro de 8 años. La mamá de ambos se fue a Colombia hace unos meses y aún no es capaz de enviar dinero para la familia.

“A mí me va bien”, me dice Rafael, pese a que su nevera está casi vacía. En el congelador hay más escarcha que pollo.

Puede ganar entre 30 y 60 millones de bolívares a la semana, como entre US$15 y US$30 aproximadamente al cambio en el mercado negro. Un lujo para muchos.

Con eso es capaz de hacer una compra completa. El problema, dice, es que todo lo que gana lo gasta en comida para él y sus dos muchachos.

Venezuela: la profunda brecha entre los que tienen dólares y los que no
Los comedores comunitarios se han convertido en una solución para una parte de la población venezolana. GETTY IMAGES

Rafael aspira a más. Lo que una vez tuvo.

“Si quiero comprarme un vehículo, tener un apartamento, una nevera nueva… No puedo mejorar mi calidad de vida”, se queja. Por eso piensa en emigrar a Perú para que pueda regresar la madre de los niños.

Venezuela: la profunda brecha entre los que tienen dólares y los que no

Dos años sin zapatos

Lucía Suárez, una señora colombiana que vive en el populoso barrio caraqueño de Petare desde hace décadas, también vive en bolívares.

Siempre se dedicó a limpiar en casas de clase media y alta. No pasa hambre, pero ahora, como Rafael, todo lo que ingresa es para su comida y la de su hijo adolescente.

“Hace dos años que no me compro ropa ni zapatos”, dice. Y recuerda también un pasado más próspero en el que tenía comodidades y hasta enviaba dinero a otro hijo que vive en Colombia. Ahora es él quien se lo manda cuando ella lo necesita.

Gana unos 12 millones de bolívares a la semana, mucho más que otras empleadas del hogar en Caracas. Pero unos zapatos pueden costar 35 millones.

Venezuela: la profunda brecha entre los que tienen dólares y los que no
El gobierno trata sin éxito de combatir las webs que marcan el precio del dólar paralelo. AFP

Su hijo menor gana un sueldo mínimo de 2,5 millones de bolívares mensuales en un restaurante de comida rápida. Si no fuera por su madre, ese salario no les permitiría vivir.

Luego hay otro porcentaje de gente en Venezuela que es dependiente del gobierno, tanto de la caja de alimentos que entrega a un precio muy bajo y que llega con irregularidad, como de los bonos que concede regularmente.

“Hay comida cuando viene”, me dice un joven padre en Petare en referencia a la caja de alimentos que vende el gobierno. Resuelve sobre todo con el dinero que envía desde Colombia su suegra.

75% y 25%

En esta situación de ingresos en bolívares y ciertas ayudas vive con más o menos ahogo aproximadamente el 75% de los venezolanos, según similares cálculos de los economistas Asdrúbal Oliveros y Luis Vicente León.

El mundo cambia para el 25% al que le llegan dólares. Ellos resisten la crisis y una parte aún acude con regularidad a restaurantes y cines, hace turismo, va a la peluquería y compra libros.

Venezuela: la profunda brecha entre los que tienen dólares y los que no
El 360 es uno de los lugares más elegantes de Caracas y ofrece una vista panorámica de la ciudad. AFP

“Para ellos la crisis no existe”, le dice a BBC Mundo Luis Vicente León.

Entre ellos están aquellos que ganan en bolívares pero a una tasa indexada al cambio del dólar en el mercado paralelo, por el que US$1 supera los dos millones de bolívares.

Es decir, el precio se calcula en dólares, pero se cobra en bolívares en función de esa referencia que refleja la oferta y la demanda de billetes verdes.

Esa es también la tasa a la que se cambian los dólares que los cientos de miles de personas que han abandonado el país envían a los familiares que se quedaron en Venezuela.

Cambiar a la tasa oficial de US$1 por 90.000 bolívares supondría perder mucho dinero.

Las remesas se han convertido así en una solución para muchos, como explicamos en BBC Mundo hace unas semanas.

No hacen que esas personas sean ricas, sino que subsistan. Con la ventaja de que en Venezuela un dólar rinde mucho más que en otras partes de América Latina.

Venezuela: la profunda brecha entre los que tienen dólares y los que no
Ir a la playa y comerse un pescado frito es un lujo ya para muchos en Venezuela. AFP

Por una buena cena que en Miami costaría US$40 en Caracas se paga aproximadamente el equivalente a US$10.

Sin tener que pagar renta, hay gente que vive con US$100 mensualmente. León calcula que desde afuera se envía un promedio de US$60.

“Yo puedo comprarlo, pero el que gana en bolívares…”

Clara Ramos, nombre ficticio de una agente inmobiliaria que prefiere mantener el anonimato, calcula que cambia al mes en el mercado paralelo unos US$300 para ella sola.

Eso si no hay gastos extra, como el cambio de aceite o de cauchos (neumáticos) para el auto o la avería de la lavadora.

Ramos vive bien. Se podría considerar de clase media acomodada. Pero antes vivía mejor.

Casi todas las operaciones de compra y venta de inmuebles se hacen en dólares, algo ilegal pero real. Nadie que vende un departamento acepta unos bolívares que en las semanas de papeleo posterior se deprecian sin freno.

Venezuela: la profunda brecha entre los que tienen dólares y los que no
En la terraza del 360 algunos venezolanos pueden disfrutar de un cóctel y de las vistas panorámicas de Caracas. AFP

Ella vive de las comisiones de las operaciones, que se han reducido tanto en número como en cuantía.

Ramos tiene una empresa en Panamá. Lo que gana allí lo ahorra; lo que se embolsa en Caracas lo gasta en su vida normal.

Su hijo estudia con una beca en Canadá, algo que ella no se hubiera podido permitir pagar, dice.

Y sabe que su día a día, pese a que no es el que fue, es mucho mejor que el de aquellos que ganan en bolívares.

“Gastarme dos millones (de bolívares) en un lavaplatos líquido (casi un salario mínimo mensual) es una locura. Yo puedo comprarlo, pero el que gana en bolívares no puede”, afirma.

La incertidumbre hace que Ramos también mida sus gastos. “Mientras pueda producir (en Venezuela) me quedo, pero no sabes, tienes miedo el futuro, miedo a gastarte los dólares porque no sabes qué va a pasar”.

En dólares paga también un seguro internacional de salud, una manera de tener un tratamiento médico de cierto nivel en Venezuela.

Venezuela: la profunda brecha entre los que tienen dólares y los que no
Los hospitales, como el de Vargas en Caracas, han sido los que más han sufrido la crisis en Venezuela. Y con ellos, los pacientes. GETTY IMAGES

La sanidad es pública y gratuita, pero es quizás la gran víctima de la crisis del país, con consecuencias letales para muchos venezolanos.

“El tema de la salud da mucho miedo. La comida uno resuelve, pero la salud…”, explica Ramos.

Y es que tener dólares también puede marcar la diferencia entre vivir o morir.

Un catéter para drenar una hemorragia cerebral puede llegar a costar varios miles de dólares. Si se encuentra. El seguro médico internacional lo reembolsa, pero la urgencia del caso obliga a pagarlo en el momento. En dólares, por supuesto.

Fenómeno creciente

El economista Luis Vicente León dice que no es que la economía de Venezuela esté dolarizada, sino “dualizada” por la existencia de dos monedas.

“Y eso va a crecer, no hay forma de evitarlo con una hiperinflación del 100% mensual“, afirma.

Venezuela: la profunda brecha entre los que tienen dólares y los que no
Más que usarse dólares, estos se cambian por bolívares en el mercado negro. AFP

Las grandes empresas ya pagan cada vez más parte de los salarios en dólares o usan la moneda estadounidense para transferir ciertos incentivos y evitar que continúe la fuga de talento que sufre el país.

Además, poco a poco se ven más negocios que aceptan el pago en efectivo en dólares, que no se devalúan.

De momento son sólo los casos del elitista gimnasio de clase alta, de la dentista que compra material importado para una ortodoncia, del mecánico que debe recurrir al mercado negro para adquirir una batería nueva para tu auto…

Si continúa la hiperinflación, ¿se usarán pronto los dólares para pagar también en supermercados y restaurantes?

Rebecca Reid
BBC Three

Antes de nada, una advertencia: si eres muy sensible a los detalles de la menstruación, mejor deja de leer ahora.

Si sigues aquí empezaré contándote que yo tengo un flujo menstrual extremadamente pesado, así que siempre valoro una protección confiable y casi siempre vuelvo al mismo trío de cartas: una combinación de tampones, botella de agua caliente en los riñones y paracetamol.

Pero… si no sigo usando el mismo celular de hace 15 años, ¿por qué sigo empleando los mismos productos para la regla que cuando empecé a menstruar a los 12 años?

Aunque todavía poco conocidas, ya existen en el mercado propuestas tecnológicas que por fin están sincronizando la experiencia de tener la regla con el siglo XXI.

Algunos son materiales que absorben milagrosamente la sangre y parecen hacerla desaparecer. También hay una máquina para aliviar el dolor y un tampón con Bluetooth que, al menos en la teoría, reduciría el riesgo de desarrollar síndrome de choque tóxico al enviarle a tu celular un mensaje para que te acuerdes de cambiar el tampón.

Ahora que hay más opciones en el mercado decidí probar cinco de los productos más novedosos y contarte mis impresiones personales.

1. Las braguitas Wuka (US$40)

Si llevas toda la vida usando compresas y tampones, la idea de ponerte simplemente unas bragas y salir de casa es inimaginablemente rara. Pero, si puedes superar ese obstáculo mental, esta ropa interior realmente funciona.

5 maneras en que las nuevas tecnologías pueden revolucionar la menstruación
La descripción del producto dice que pueden aguantar el equivalente en sangre a lo que absorben cuatro tampones. BBC THREE

¿Como pueden unas bragas de aspecto normal protegerme de la misma manera que mi tampón de absorción “súper plus”? La descripción del producto dice que pueden aguantar el equivalente en sangre a lo que absorben cuatro tampones pero, inicialmente, yo no estaba convencida.

Me las puse un día entero durante la segunda jornada de mi menstruación, que para mí es el día más pesado, y no tuve ni un solo problema de filtración. Después, solo tienes que ponerlas en la lavadora y puedes seguir reusándolas durante años, lo cual hace que el precio sea muy razonable.

Además eran muy cómodas. Siempre odié usar compresas porque me sentía como si llevara un pañal. Esto fue totalmente diferente, casi me olvidé totalmente de que tenía la regla. Y no, tampoco había olor.

Así que mi valoración es: 5/5.

2. Callaly Tampliner (de US$6 a US$10 al mes)

5 maneras en que las nuevas tecnologías pueden revolucionar la menstruación
Realmente parece una idea fantástica, porque, ¿quién no ha arruinado sus bragas favoritas con un pequeño derrame? BBC THREE

Yo estaba lista para amar este producto. Es una buena idea: esencialmente un tampón regular con una pequeña toallita protectora adjunta a la parte de abajo, para recoger cualquier derrame.

Realmente me parecía fantástico, porque, ¿quién no ha arruinado sus bragas favoritas con un pequeño derrame?

Pero para mí los Tampliners fueron un desastre. No podía conseguir que la toallita se quedara en buena posición sin hacer verdaderas acrobacias y, aún cuando lo logré, me irritaba mucho los labios.

Sí que absorbió derrames, pero siento que pude haber logrado eso mismo utilizando un tampón de mayor absorción.

Pero la mayor desventaja para mí fue que cuando tuve que hacer pis acabé teniendo que lidiar con una toallita totalmente llena de orina. Quizás nunca llegué a encontrar la posición adecuada, pero personalmente no los utilizaré más.

Así que mi valoración es: 1/5.

3. Livia (US$161)

No sólo tengo menstruaciones muy pesadas, sino que además sufro terribles calambres con la regla (de verdad me tocó la lotería periódica).

5 maneras en que las nuevas tecnologías pueden revolucionar la menstruación
La tecnología es muy similar a la de los aparatos conocidos como TENS (Transcutaneous electrical nerve stimulation), que aplican una pequeña corriente eléctrica sobre la piel como una forma de analgésico. BBC THREE

Livia es un aparato electrónico que promete acabar con el dolor menstrual.

Se trata de una pequeña cajita, con un tamaño parecido a la mitad de tu celular, que tiene dos cables que pegas con unos parches a la zona de dolor.

Funciona enviando pulsos eléctricos por tu cuerpo, que evitan que le llegue a tu cerebro la señal de dolor desde los ovarios.

La tecnología es muy similar a la de los aparatos conocidos como TENS (Transcutaneous electrical nerve stimulation), que aplican una pequeña corriente eléctrica sobre la piel como una forma de analgésico.

Una vez que pegas los parches te enganchas la cajita a la ropa o la llevas en el bolsillo y sigues adelante con tu día como siempre (aunque si haces mucha actividad se pueden despegar los parches).

No fue una experiencia totalmente libre de dolor pero la verdad es que nunca tuve un día de menstruación en la vida que fuera totalmente sin dolor.

Decidí combinarlo con un poco de paracetamol, un fármaco que tiene un impacto muy pequeño sobre mis calambres cuando lo utilizo solo.

Sin embargo, la combinación fue increíble.

Aunque el aparato es caro y no todo el mundo podrá invertir en él, a mi me permitió pasar por primera vez en una década un día de regla sin dolor alguno.

Así que mi valoración es: 4/5.

4. Flex (desde US$17 por 24 discos)

Flex es un trozo de plástico en forma de círculo que insertas en la vagina.

5 maneras en que las nuevas tecnologías pueden revolucionar la menstruación
Una gran ventaja es que el disco se sitúa tan alto en la vagina que podrías tener relaciones sexuales mientras lo usas, algo que no es posible con un tampón o con una copa menstrual. BBC THREE

Está a medio camino entre una copa menstrual y un diafragma, excepto que está hecho de un tipo especial de polímero que utiliza el calor de tu cuerpo para amoldarse a la forma natural de tu vagina, sellándola sin que haya filtraciones.

Otra de las grandes ventajas es que se sitúa tan alto en la vagina que podrías tener relaciones sexuales mientras lo usas, algo que no es posible con un tampón o con una copa menstrual.

Ponerlo al principio vez puede ser complicado. La primera vez yo me las arreglé para convertirlo en una especie de disco Frisbee lleno de sangre y dejé marcas rojas por toda la pared del baño.

Pero cuando volví a usarlo, más tranquila y más sobria, no hubo ningún derrame y fue muy cómodo durante una relación sexual.

Ponerlo y sacarlo, igual, es un poco difícil, pero con la práctica se vuelve más fácil.

Así que mi valoración es: 4/5.

5. Legging Dear Kate (desde US$94)

Ir al gimnasio cuando tengo la regla es mi manera preferida de lidiar con los calambres. Pero con frecuencia estoy demasiado pendiente de mi tampón o de mi compresa mientras hago ejercicio. Así que unos leggings que absorben la sangre y te permiten no llevar nada más suena como una idea brillante.

5 maneras en que las nuevas tecnologías pueden revolucionar la menstruación
Se parecen un poco a las bragas absorbentes, pero lo raro es que te los pones sin ropa interior. BBC THREE

Se parecen un poco a las bragas absorbentes, pero lo raro es que te los pones sin ropa interior.

Como leggings los encontré geniales. Son un poco más gruesos de lo habitual en la entrepierna, pero por lo demás son como cualquier otra prenda similar de buena calidad: suaves y con un gran soporte.

Pero estos leggings no podían aguantar mi flujo menstrual. Si, como sujeto de prueba mi caso es duro porque mis menstruaciones son como las escenas de sangre de “El resplandor”. Me los puse en el tercer día de mi periodo para ir a una clase de ejercicio de alta intensidad y ¿qué pasó? Una fuga.

No fue algo demasiado traumático pero seguro no me habría sentado en un sofá de color crema con estos leggings…. En el futuro podría ponérmelos como un plan B a la vez que un tampón. Quizás para alguien con un flujo menstrual más moderado sí funcionen por sí solos.

Así que mi valoración es: 3/5.

Conclusión

Todavía no voy a echar los tampones al cesto de la basura, pero siempre es bueno tener distintas opciones, sobre todo si esas alternativas te pueden ahorrar dinero, dolor y además le hacen un favor al medio ambiente.

Puesdes leer en este enlace el artículo original en inglés de BBC Three.

Etiquetas:

Relacionado

ÚLTIMAS NOTICIAS