Milena Quaglini, la mujer que confesó haber matado a los hombres que abusaron de ella

Sin buscarlo, la italiana Milena Quaglini es recordada como la justiciera que se vengaba de aquellos hombres abusadores y golpeadores, incluyendo a los pedófilos.

Quaglini sufrió de abusos físicos desde que era muy pequeña. Su padre se convirtió en su primer agresor, era una persona violenta que la golpeaba constantemente, por lo que a la primera oportunidad decidió alejarse de él.

Después de quedar viuda muy joven con la muerte de quien pensó era un amor para toda la vida, a Quaglini le cambió la fortuna y el destino.

Conoció a su segundo agresor. Se casó con un hombre llamado Mario con quien tuvo su segunda hija.

Pero a partir de ese momento, Mario la empezó golpear y a agredir física y psicológicamente. Sabía que necesitaba independizarse económicamente de él para poder separarse y sostener a sus dos hijos, por lo que empezó a trabajar de cuidadora de un anciano de 80 años.

El cariño entre ambos llegó a ser tanto, que el hombre le prestó dinero para que ella pudiera saldar sus cuentas. Sin embargo, esto le sirvió al anciano para empezarla a agredir sino le pagaba el dinero.

Una noche, el hombre al que cuidaba intentó violarla y ella para tratar de defenderse agarró una lámpara de noche y lo golpeó en la cabeza provocándole la muerte.

Cuando regresó a su casa y mortificada por lo que había sucedido con el anciano, decidió vengarse de su esposo por los malos tratos que recibía.

Ató a su esposo con una soga mientras dormía y lo ahorcó hasta la muerte. Ella misma llamó a la policía y confesó el crimen.

Por esto fue condenada a 14 años de prisión. Al cumplir su condena, Quaglini cayó en el alcoholismo al ver que su familia le había dado la espalda.

Ahí fue cuando conoció a su cuarto agresor. Un hombre de 53 años divorciado que había publicado un anuncio en donde buscaba un compañero de cuarto.

El hombre resultó ser un pedófilo condenado y cuando ella se enteró de eso decidió alejarse de él.

Pero el hombre no la quiso dejar ir tan fácil, convirtiendo a Quaglini nuevamente en víctima de constantes agresiones.

Un día le preparó un café con somníferos. Cuando el hombre se durmió, ella decidió ahogarlo en una pileta.

Quaglini fue condenada por el asesinato de esta persona y días antes que el jurado diera su veredicto por la muerte del anciano, ella decidió quitarse la vida colgándose en su celda. A su lado había una nota que decía “no puedo soportarlo más, perdóname mamá”.