Ciudad Guatemala

La vigorexia, cuando el ejercicio se convierte en una obsesión


Por lo general, una persona con vigorexia no se da cuenta de su condición. Es su círculo social el que comienza a notar los síntomas.

  19 diciembre, 2017 - 18:38 PM
Por lo general, una persona con vigorexia no se da cuenta de su condición. Es su círculo social el que comienza a notar los síntomas.

En el camino de mantenernos saludables a través del ejercicio y la alimentación es posible caer en extremos donde la imagen corporal se convierte en una obsesión estimulada por la idea de perfección que medios de comunicación promueven a diario.

Este culto al cuerpo, puede llegar a ejercer una presión tal sobre las personas, que termina por convirtiéndose en un fin, para lograr una imagen socialmente aceptada o para alcanzar posicionamiento en un deporte.

Aunque siempre ha existido una preocupación por la imagen corporal a través de la historia, la proliferación de tendencias fitness -muchas de ellas impulsadas por las redes sociales- han aumentado los casos de enfermedades psicológicas como la bulimia, la anorexia y la que trataremos en este artículo, la vigorexia.

 

La vigorexia, cuando el ejercicio se convierte en una obsesión

 

Se trata de un trastorno silencioso que afecta principalmente a jóvenes deportistas dentro de los 18 y 35 años, en especial a los hombres, pero que también puede afectar a las mujeres y en aumento en la comunidad gay.

Se caracteriza porque la persona sufre una distorsión patológica que le provoca insatisfacción con su imagen corporal, llevando a una obsesión por la musculatura.

Por ello, realizan ejercicio de manera adictiva, compulsiva y excesiva, no descansan lo suficiente aumentando las probabilidades de lesiones, recurren a una alimentación saturada de proteínas y carbohidratos, eliminando las grasas y, en algunos casos, llegan consumir hormonas de crecimiento, esteroides y anabólicos generando serios problemas de salud como la insuficiencia hepática, hipertensión arterial, arritmia cardiaca, accidentes vasculares y algunos trastornos psiquiátricos como depresión y agresividad.

Rabdomiólisis, el lado peligroso de los ejercicios de alta intensidad
GETTY IMAGES

 

Por lo general, una persona con vigorexia no se da cuenta de su condición. Son las personas a su alrededor que comienzan a notar los síntomas. Algunos son:

Aislamiento, ya que no quieren que nadie interfiera con sus rutinas de ejercicio y alimentación. Muchas veces renuncian a sus actividades cotidianas y laborales.

  • Irritación cuando no pueden realizar su actividad física.
  • Usan ropa que cubra gran parte de su cuerpo ya que sienten inseguridad respecto a su apariencia.
  • Se miran con frecuencia en el espejo y sienten inconformidad con su cuerpo al verlo muy delgado.
  • Tienen miedo de engordar.
  • Permanecen mucho tiempo en centros deportivos o gimnasios haciendo rutinas que pueden llegar a durar más de cuatro horas.
  • Se comparan con sus compañeros de gimnasio.
  •  Se miden el contorno de algunas partes de su cuerpo como brazos, pecho y piernas.
  •  Suben a la balanza más de una vez al día para chequear su peso.
  • Generan también una obsesión con su alimentación.
  • Suelen tener baja autoestima, ser introvertidos, ansiosos y pesimistas.

Factores externos que influyen en el desarrollo de la vigorexia

Según un estudio realizado por la Universidad de Antioquia en el 2007, podemos identificar:

– Medios de comunicación social: culto al cuerpo a través del cine, televisión, revistas, moda. El cuerpo es el que debe adaptarse a la moda.

– Intereses económicos: la presión ejercida por los laboratorios en la fabricación de productos de belleza, como cosméticos o la creciente industria adelgazante.

– Rechazo social del sobrepeso: las personas obesas o alejadas de los cánones de la figura perfecta, sufren el rechazo y el desprestigio social. La obesidad se vuelve en estigma de los ciudadanos de las sociedades modernas.

La vigorexia, cuando el ejercicio se convierte en una obsesión
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Que podemos hacer frente a la Vigorexia

Como primera instancia, está el reconocimiento de ser obsesivo-compulsivo hacia el ejercicio. Luego, es fundamental el apoyo de familia y un acompañamiento interdisciplinario entre psicólogo, psiquiatra, nutricionista y deportólogo.

Objetivos de tratamiento:

  • Restablecimiento del patrón alimentario saludable.
  •  Reconocimiento y discriminación de los estados afectivos.
  •  Mejoría del autoconcepto y el sentimiento de sí.
  • Lograr una imagen corporal saludable y realista.
  • Autovaloración no influenciada principalmente por la apariencia estética.
Con información de Revista Cromos
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