Hace 20 años cientos de familias tuvieron el anhelo de obtener su propia casa e invirtieron en el proyecto Forest Hill
Hace 20 años el proyecto Forest Hill fue la esperanza para muchas familias que tenían la ilusión de tener casa propia y disfrutar el paisaje
Hace 20 años cientos de familias tuvieron el anhelo de obtener una casa propia, he invirtieron en el proyecto Forest Hill, en el kilómetro 32 que conduce de ciudad quetzal a San Raymundo. Este proyecto quedó sin concluir por FOGUAVI De las 320 casas, aparecieron aproximadamente 80 beneficiarios, actualmente son 90 casas abandonadas e invadieron 150.
Doña Silvia, quien compró el derecho de una de las casas y se dirigió a uno de los bancos del sistema para saber qué trámites necesitaba para comprar su vivienda. Al llegar la encontró entre matorrales y dentro de un hoyo. Los abogados prestaron el servicio y allí le dijeron que el dueño anterior renunció al inmueble y yo quedé como la compradora, después al pagar los recibos, salían a nombre del antiguo dueño.
Una casa abandonada, llena de matorrales y destruida por el tiempo es lo que encontró Deborah y su esposo, que por necesidad invadieron para poder vivir en ella. Deborah expresó “Nosotros llegamos pues allí sí que, a invadir, viéndonos en la necesidad, el dueño original de la vivienda donde nosotros estamos, nunca se presentó. Mi mamá, lleva viviendo acá 15 años y yo ya 6 de casada y durante todo este tiempo no ha venido nadie, ni siquiera a reclamarla, ni a limpiarla, ni nada”.
Hace 20 años todo era ilusión
Caminos de tierra con lodo, lleno de hoyos, sin drenajes, agua estancada, casas enterradas por el monte es lo que se observa en Forest Hill.
Por lo boscoso del terreno, maría y su familia llegó con la ilusión de habitar su casa sin imaginar lo que iba a encontrar. María Irene de Noriega “Acababa de pasar las lluvias de septiembre, cuando entramos s nuestro hogar, que fue lo primero que hicimos la puerta no la podíamos abrir porque la cantidad de lodo medía metro y medio de profundidad y tuvimos que romper las ventanas para poder entrar, vaciar todo el lodo que cubrió del área de 3.4 creo que tiene la sala. Acababa de pasar las lluvias de septiembre, cuando entramos a nuestro hogar, que fue lo primero que hicimos la puerta no la podíamos abrir porque la cantidad de lodo medía metro y medio de profundidad y tuvimos que romper las ventanas para poder entrar, vaciar todo el lodo que cubrió del área de 3.4 creo que tiene la sala”.
La presidenta de Forest Hill, Norma Chacón informó “El FOGUAVI para eso se constituyó para beneficiar a familias guatemaltecas, nosotros obtuvimos como beneficiarios del fondo guatemalteco para la vivienda, calificamos como beneficiarios, según la ley 120-96 decía que nosotros teníamos derecho a un subsidio que en ese momento era de 20 mil quetzales, subsidio que nunca se hizo efectivo”.
Cada una de las viviendas fueron trabajadas en el programa del FOGUAVI que se llamaba fideicomiso para soluciones habitacionales FISOHA que daba crédito a una tasa de interés baja para adquirir en propiedad las mismas. Sin embargo, el fideicomiso vence el 16 de mayo de 2018.
El gobierno pagó, el gobierno le pagó al urbanizador el valor de 44 mil 400por cada una de las 320 que están ubicadas en este proyecto, pero claramente decía que no se lo podía pagar al desarrollador sino cumplía con terminar la urbanización, como pueden ver aquí la urbanización quedó inconclusa.
Encontramos un expediente hecho por el desarrollador, donde él incluyó donde gastó por cada vivienda, cuanto derogó, por planta de tratamiento, por todo lo que decía la condición y nuestras áreas verdes fueron vendidas por otras personas.
Los vecinos se pusieron de acuerdo para llamar al ministerio del medio ambiente y concluyó que el agua no es potable, solo hay cuatro depósitos de agua para todo el proyecto.
Conocimos la casa de doña Karina Santos que terminó de pagar su casa hace 10 años y aún no está inscrita en el registro de la propiedad.
Han tocado puertas en el congreso, FOPAVI, Ministerio Público y otras entidades para que puedan resolver el problema que les aqueja.