Ciudad Guatemala

Buscan los restos de un piloto que cayó al mar Mediterráneo durante la Segunda Guerra Mundial


Un equipo de arqueólogos estadounidenses, asistidos por la marina francesa, busca los restos de un piloto que cayó al mar Mediterráneo durante la Segunda Guerra Mundial, para cumplir con la promesa de traer de vuelta a casa a todos sus "chicos".

  03 julio, 2018 - 12:49 PM

Parece que hubiera volado ayer.

El caza P-47 Thunderbolt está sumergido a 18 metros de profundidad desde que cayó al mar Mediterráneo en 1944, en plena II Guerra Mundial.

Ahora, un equipo de arqueólogos estadounidenses asistidos por la marina francesa busca los restos del piloto cerca de la isla de Córcega. Quieren cumplir con la promesa de traer de vuelta a casa a todos los caídos en el campo de batalla.

Una cuestión de honor para el ejército estadounidense incluso 75 años después de la guerra. Una agencia del departamento de Defensa de Washington está encargada de encontrar los cuerpos de 83.000 militares prisioneros de guerra o caídos en los combates desde la Segunda Guerra Mundial, 27.500 estarían en el Mediterráneo, de los cuales 8.000 podrían, según estimaciones, ser hallados.

Los buzos retiran sedimentos alrededor del avión con los mismos métodos que en la arqueología terrestre. Estos son luego revisados por especialistas en laboratorios de Estados Unidos, y sometidos a pruebas de ADN.

Los arqueólogos son optimistas: descubrieron un fragmento de la placa personal de identificación del piloto, suelas de caucho, su reloj y huesos.

Para el país, una deuda con sus combatientes. Para la familia, un capítulo que se cierra.

 

Cerrar un capítulo de la historia

Bajo el agua, los buzos franceses intentaban recuperar, con la ayuda de una máquina aspiradora, los sedimentos alrededor del aparato, delimitado minuciosamente por sus colegas estadounidenses.

“Aplicamos los mismos métodos que en arqueología terrestre, hay que ser muy minuciosos y precisos para no pasar por alto ningún hueso o detalle”, explica el comandante del Pluton.

Colocados en un cajón metálico que flota en la superficie, estos sedimentos son luego transferidos con una pala en docenas de tarros negros que luego son revisados por especialistas estadounidenses.

“Separamos las pruebas potenciales que sometemos a una limpieza profunda para ver si hay un número de serie”, explica Ezra Swanson, un ingeniero del ejército estadounidense de 30 años, mientras que con sus manos busca entre pequeños pedazos metálicos.

Todos esos elementos van a ser enviados más tarde a dos laboratorios de la DPAA, ubicados en Hawai y Nebraska, para ser sometidos a pruebas de ADN.

“Es como una investigación policial, son pruebas, no podemos revelarlas mientras que el caso no esté resuelto”, apunta Peter Bojakowski, arqueólogo submarino de la DPAA, quien confía en que se identificará al piloto “en vista de la cantidad de pruebas halladas”.

 

Vea también: El imponente hallazgo del portaaviones USS Lexington, desaparecido durante la Segunda Guerra Mundial

Fuente: AFP

 

 

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