Ciudad Guatemala

“Lo más duro es sostener el teléfono cuando los enterramos”: Así son los entierros de víctimas de coronavirus en Totonicapán


Riesgo de contagio obliga a que los familiares se despidan de sus seres queridos a través de transmisiones en línea.

  22 agosto, 2020 - 05:00 AM

Hasta hace apenas unos meses, los entierros en Totonicapán eran multitudinarios. Ahora todo cambió. El coronavirus obliga a que el último adiós sea en línea y sin mucho tiempo para los dolientes.

Hasta la fecha 38 personas que murieron por el virus fueron inhumadas por el Equipo de Respuesta Inmediata (ERI) de los Bomberos Municipales en dicho municipio de Totonicapán.

Los lineamientos para el manejo de cadáveres del Ministerio de Salud establecen que los familiares no pueden apoyar en el embalaje del cuerpo y solo lo hace el personal sanitario. Además, el funeral debe ser inmediato después del fallecimiento, como máximo seis horas y no está permitido velarlos ni tampoco darles un servicio religioso.

Eduardo Martinez, coordinador del ERI de Totonicapán, explicó que la pandemia reconfiguró sus actividades, porque de salvar vidas pasaron a enterrar los cuerpos de las personas.

“Cuando se activa el protocolo, la municipalidad es la encargada de dotarnos de los trajes y los usamos una vez. Posteriormente los incineramos para mayor seguridad y procuramos tener nuestra zona segura. Nos desinfectamos con alcohol para que estemos 100 por ciento seguros después del trabajo de la sepultura”, Eduardo Martinez, coordinador de ERI.

¿Cómo es su rol de trabajo? Martínez explicó que las labores inician desde trasladar el cadáver del hospital hacia el cementerio, o si fallece en algún otro lugar como alguna casa, es el MSPAS la entidad encargada de hacer el traslado hacia el camposanto para darle sepultura, no sin antes desinfectar con algunos químicos el nicho donde será enterrado

Durante estas labores, Martínez afirmó que han aprendido a hacer trabajos de albañilería para que las fosas queden bien selladas y así evitar que cuando sus familiares lleguen después a visitarlos no haya riesgo de contagio.  Además, con su equipo de trabajo siguen un lineamiento estricto para realizar los entierros, todos se cuidan entre todos. Se consideran una familia.

El equipo ERI se tomó una fotografía después de sus labores. En total son 10 bomberos que lo integran. Foto Prensa Libre: Cortesía.

“Nos ha tocado enterrar a amigos. Era un doctor que colaboraba en nuestra estación. Los más difícil es que somos el último canal entre la familia y sus seres queridos. Nos solicitan que hagamos videollamadas o vídeos de las sepulturas. Lo más duro es sostener el teléfono cuando los enterramos, mientras escuchamos el dolor y llanto de su familia”, dijo.

Además, contó que muchos de los entierros los han realizado por la noche y la madrugadas y pasan hasta cinco horas trabajando en el lugar con todas las medidas de seguridad. Martínez resaltó que aunque saben los bomberos que es una tarea riesgosa y que también han sido discriminados en las calles porque las desconfían de que puedan estar contagiados, lo hacen con gusto porque su municipio lo necesita.

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