Ciudad Guatemala

Quién fue José Gregorio Hernández, el “médico de los pobres” de Venezuela al que el papa Francisco hará beato de la Iglesia


Muchos venezolanos se llaman José Gregorio, y es por él. Lo conocían como “el médico de los pobres”.

  19 junio, 2020 - 20:30 PM

Y ya está un poco más cerca de la santidad.

La Iglesia Católica anunció la próxima beatificación del médico, docente y filántropo venezolano José Gregorio Hernández, una noticia largo tiempo esperada por sus muchos seguidores en Venezuela y otros países de América Latina.

La Conferencia Episcopal Venezolana confirmó este viernes que el papa Francisco había dado su visto bueno a la beatificación.

El pontífice autorizó los decretos que darán cuatro nuevos beatos a la Iglesia Católica, entre ellos Hernández, una figura extraordinariamente popular en su Venezuela natal, en la que muchos creyentes le atribuyen curaciones milagrosas.

“La noticia es de alegría para toda Venezuela e incluso en América Latina, que ha despertado una gran devoción por el Venerable, uno de los laicos más insignes de la Iglesia, ejemplo de las virtudes cristianas, con una fe inquebrantable”, señaló el episcopado en un comunicado.

José Gregorio, como le conocen cariñosamente sus muchos devotos, fue, según sus biógrafos, un médico, científico, docente y filántropo que destacó por sus aportaciones al desarrollo de la medicina moderna en Venezuela, la generosidad con la que atendió a pacientes de bajos recursos y su fe religiosa.

Nacido en la pequeña localidad de Isnotú, en el estado Trujillo, en el centro-oeste de Venezuela, en 1864, pronto destacó en los estudios y fue enviado a Caracas, donde se graduó en Medicina con excelentes calificaciones en la Universidad Central (UCV).

Completados sus estudios, prefirió regresar a su pueblo natal para atender allí a sus pacientes. Los médicos rurales como él tenían que lidiar en la Venezuela de finales del XIX y comienzos del XX con enfermedades como la tuberculosis o el paludismo, muy extendidas entre la población.

Hernández obtuvo una beca para completar sus estudios en París, entonces a la vanguardia de la ciencia médica. Allí conoció avances que llevaría a su país.

Se le atribuye haber introducido el microscopio y haber sentado las bases de la Bacteriología y otros campos científicos hasta entonces apenas desarrollados en Venezuela. Creó también varias cátedras de Medicina que contribuyeron al progreso de la ciencia médica en su país.

El doctor Hernández destacó como docente e investigador, pero lo que le hizo ganar fama entre los sectores populares fue su labor en la consulta, ya que atendía gratuitamente a los enfermos pobres.

Según el padre jesuita Arturo Sosa, “José Gregorio Hernández integra una excelente formación científica en su experiencia espiritual que lo lleva a ponerse al servicio de quien lo necesite, con especial predilección por quienes no se lo pueden retribuir”.

El doctor Hernández era también un ferviente católico y por dos veces intentó ordenarse sacerdote. En 1908 fue admitido en el monasterio de Cartuja de Farneta, en Toscana, Italia, pero a los pocos meses mostró síntomas de una enfermedad respiratoria que aconsejaron su regreso a Caracas.

Un segundo intento en un seminario romano en 1913 terminó de la misma manera.

Ya asentado en Venezuela desarrolló una amplia labor clínica e investigadora, e incluso completó un tratado de filosofía.

El 29 de junio de 1919 murió atropellado en una céntrica calle de Caracas por uno de los pocos automóviles que circulaban por Venezuela en aquel entonces.

La noticia de su muerte consternó a muchos venezolanos y dio inició un culto a su figura que llega hasta la actualidad.

Por qué es importante

Al poco de morir, José Gregorio Hernández comenzó a convertirse en objeto de devoción para muchos en Venezuela.

Su popularidad se extendió, hasta el punto de que su imagen puede encontrarse por todas partes en el país, en carteles, murales urbanos. afiches, etc. También, junto a las camas de los enfermos y las tumbas de los difuntos, para quienes sus seres queridos reclaman protección.

Pintura del médico José Gregario Hernández Cisneros en Venezuela, en 2017.

Getty Images
Su popularidad se extendió en Venezuela, hasta el punto de que su imagen puede encontrarse por todas partes en el país.

En muchos hogares venezolanos se adoran figurillas con la imagen del doctor enfundado en un traje de chaqueta negro, con su bigote y sombrero negros que todos en Venezuela reconocen.

Dalia Correa, jubilada caraqueña, le dijo a BBC Mundo lo que significa para ella la figura del nuevo beato de la Iglesia católica.

“José Gregorio es mi fortaleza espiritual; sé que está siempre conmigo y he tenido experiencias tangibles de su presencia”.

Es tal la devoción que hay por él, que muchas madres venezolanas les ponen a sus hijos el nombre de José Gregorio.

La señora Correa es una de ellas. “La gente le tiene mucha fe”, explica, con lágrimas en los ojos.

El padre Gregory Lobo, vicario de la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, donde reposan sus restos mortales, también le debe su nombre y se siente agradecido. “Con la crisis que atraviesa el país, su beatificación nos llena a todos de alegría”.

El padre Gregory Lobo, vicario de la iglesia donde reposan los restos de José Gregorio Hernández.

Guillermo D. Olmo
El padre Gregory Lobo, vicario de la iglesia donde reposan los restos de José Gregorio Hernández.

La Iglesia venezolana llamó a los fieles a unirse este viernes a una vigilia de oración para celebrar la noticia.

Por qué la beatificación de José Gregorio

En los últimos años, en las calles de Venezuela habían proliferado los carteles a favor de la beatificación de Hernández.

Paradójicamente, algunas de las formas que adoptó la devoción popular hacia él retrasaron su proceso de beatificación, iniciado en 1986, durante el pontificado de Juan Pablo II.

El doctor Lepoldo Briceño-Iragorry, de la Academia Nacional de Medicina de Venezuela, explica que “en parte del pueblo hay una visión distorsionada de su figura, que se ha asociado con rituales de santería y ha sido aprovechada por algunos charlatanes, lo que hizo demorarse la beatificación”.

Iglesia en Venezuela.

Getty Images
La Iglesia venezolana llamó a los fieles a unirse este viernes a una vigilia de oración para celebrar la noticia.

En zonas populares de Venezuela, Colombia y otros países de América Latina, centros que dicen practicar medicinas alternativas utilizan la figura del doctor Hernández en sus sesiones.

El expediente vaticano no avanzó hasta que los expertos de la Iglesia determinaron que José Gregorio es responsable de la salvación milagrosa de la niña Yaxuri Solórzano, que recibió un disparo en la cabeza cuando fue asaltada junto a su padre en un caserío del estado Guárico.

Pese al pronóstico de los médicos, que le auguraban secuelas permanentes si lograban salvarle la vida, la niña se recuperó rápida y totalmente.

Imagen de Venezuela.

Guillermo D. Olmo
En Caracas, se encuentran homenajes al doctor Hernández por diversos puntos de la ciudad.

Su madre declaró haberle rezado a José Gregorio durante su convalecencia y la comisión eclesiástica que estudió el caso concluyó que el doctor obró la curación desde el cielo.

Ahora, conocido que el papa ha dado su consentimiento, se requerirá la exhumación de sus restos que, según los obispos venezolanos, debería culminar en el primer trimestre de 2021.

El legado de José Gregorio Hernández

La esquina del caraqueño barrio de la Pastora es hoy el escenario de pinturas e inscripciones en su honor y muchos de quienes pasan por allí a diario se santiguan al hacerlo.

El templo donde reposan sus restos, se ha convertido también en punto obligado de visita para muchos de sus fieles.

Hombre tanto de fe como de ciencia, José Gregorio Hernández tuvo que sortear algunas de las contradicciones que a veces se han planteado entre ambas.

Mural de José Gregorio Hernández.

Getty Images
En diferentes partes de Venezuela se pueden encontrar diversas pinturas o murales que recuerdan al doctor Hernández.

El doctor Briceño Iragorry le contó a BBC Mundo que “sus convicciones religiosas le hacían mantener las tesis del creacionismo, lo que a veces le enfrentó con su amigo Luis Razetti, otro eminente científico venezolano, pero en su libro Elementos de Filosofía acaba admitiendo que, aunque Dios creó al hombre, este luego evolucionó”.

El padre Sosa destaca, por encima del carácter de médico milagrero en el que se centra la creencia popular, que el doctor Hernández “batalló por hacer ciencia en las condiciones poco propicias” de la Venezuela de su tiempo.

Para Briceño-Iragorry, el camino de José Gregorio fue el de la “santidad dentro de la medicina”.

Figura del doctor Hernández.

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Venerado por muchos por sus supuestos poderes milagrosos, el doctor Hernández destacó, además de por su fe, por su prolífica labor como científico y médico.

Créase o no su supuesto poder milagroso, José Gregorio es unánimente admirado por quienes han estudiado su biografía. Para el historiador Rafael Arráiz Lucca, representa el “arquetipo venezolano del sanador, del hombre bueno de paz, del que cura, del que restablece, del gran hombre de ciencia”.

Muchos de los enfermos que hoy le rezan con la esperanza de que les libre de sus males no han leído sus trabajos sobre Anatomía Patológica ni Histología, pero eso no impide que lo veneren.

Hasta el punto de que, en palabras del doctor Briceño, “en Venezuela, cuando el paciente se muere es culpa del médico, pero si se salva es gracias a José Gregorio”.


 

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