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Primera Guerra Mundial: los tres primos que desencadenaron el conflicto


La Primera Guerra Mundial (1914-1918) marcó un hito en la historia por ser el mayor conflicto bélico del mundo en su momento. Pero lo que es menos conocido es que no solo se trató de un enfrentamiento entre países. También fue una disputa familiar.

  08 noviembre, 2020 - 12:44 PM

Las tres principales naciones que protagonizaron el conflicto, Alemania, Reino Unido y Rusia, no solo tenían en común que eran las principales potencias del planeta a comienzos del siglo XX.

También compartían un lazo que, hasta entonces, parecía garantizar la armonía entre ellos: eran regidos por monarcas que formaban parte de una misma familia: la de la reina Victoria de Reino Unido, quien fue soberana británica por 63 años, hasta 1901.

Y no eran parientes lejanos: el káiser alemán Guillermo II, el primero en declarar la guerra, era el nieto mayor de Victoria.

Su contrincante ruso, el zar Nicolás II, estaba casado con Alix (o Alejandra), otra nieta de Victoria; la favorita de lo monarca británica, de hecho.

Y tanto Guillermo como Nicolás eran primos hermanos de Jorge V, también nieto de Victoria, quien decidió entrar a la Primera Guerra Mundial del lado de Rusia y Francia.

No eran los únicos soberanos que pertenecían a la familia de Victoria, quien tuvo nueve hijos y 42 nietos con su marido, el príncipe alemán Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha.

Descendientes de la pareja llegaron a ocupar los tronos de 10 naciones europeas, motivo por el cual la monarca recibió el apodo de “abuela de Europa“.

Pintura de la reina Victoria, el príncipe Alberto y su familia en 1846, de Franz Xavier Winterhalter.

Franz Xavier Winterhalter/Getty Images
La reina Victoria y el príncipe alemán Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha tuvieron nueve hijos y 42 nietos, muchos de los cuales terminaron en casas reales europeas.

Sin embargo, como ocurre en muchas familias, en especial una tan numerosa y poderosa, hubo afinidades y fuertes rivalidades.

Y fueron estas tensiones reales las que se convertirían eventualmente en el trasfondo de una guerra que envolvería a todo un continente, causando millones de muertes.

Casamentera

Una de las cosas que más sorprende a los historiadores sobre la Primera Guerra Mundial es que logró unir a dos países históricamente enemistados, Reino Unido y Rusia, contra una nación que tradicionalmente fue aliada británica, el Imperio alemán.

Algunos creen que para entender esto hay que remontarse a la historia personal del clan Sajonia-Coburgo-Gotha.

La semilla de la discordia incluso puede trazarse hasta dos eventos en particular: los casamientos de los dos hijos mayores de Victoria y Alberto, también llamados Victoria y Alberto.

“Vicky”, la mayor de los nueves hermanos, se casó en 1858 con el príncipe heredero de Prusia, quien años más tarde se convertiría en Federico III de Alemania (tras la unificación alemana).

Alberto, el primer hijo varón, y heredero del trono (bajo el nombre de Eduardo VII), contrajo matrimonio en 1863 con la princesa Alejandra de Dinamarca.

Ambos casamientos, orquestados por la reina Victoria, sentarían las bases para lo que ocurriría medio siglo más tarde.

Guillermo II (izq.) y Jorge V

Getty Images
Los primos Guillermo II de Alemania (izq.) y Jorge V de Reino Unido tuvieron infancias muy diferentes.

Primos hermanos

La princesa Vicky y el príncipe Federico tuvieron a Guillermo un año después de su casamiento.

Pero la relación con su hijo mayor, y heredero al trono, fue complicada desde el comienzo.

Durante el parto, Guillermo estaba dado vuelta y en sus esfuerzos por sacarlo el médico le lastimó el brazo izquierdo, dejándolo inutilizable por el resto de su vida.

La madre nunca pudo superar lo que consideraba un “defecto” de su hijo y mantuvo una relación distante con él a lo largo de su vida.

Esto fue diametralmente opuesto a la experiencia que tuvo el primo hermano de Guillermo, Jorge, segundo hijo de los príncipes de Gales, Alberto y Alejandra (el hermano mayor de Jorge, Alberto, falleció antes de heredar la corona).

Alejandra de Dinamarca fue una madre particularmente cariñosa con sus seis hijos.

Muchos la relacionan con otra princesa de Gales que vivió muchísimo tiempo después: Diana Spencer (más conocida como Lady Di), ya que ambas eran adoradas por el público y consideradas madres ejemplares.

Pero, a diferencia de Diana, Alejandra era extranjera, un dato que jugó un rol importante en la dinámica familiar.

Porque Alejandra era una gran defensora de su país, Dinamarca, por lo que tomó gran ofensa cuando parte de su nación fue anexada por Prusia y Austria, un año después de su casamiento.

Las hermanas Alejandra (der.) y Dagmar de Dinamarca, en 1874

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Las hermanas Alejandra (der.) y Dagmar, hijas del rey Cristián IX de Dinamarca, jugaron un papel importante en la historia de la monarquía europea.

Por este motivo, su familia mantuvo poco vínculo con Vicky y Federico, y los primos Guillermo y Jorge no tuvieron una relación cercana.

Las dos hermanas

En cambio, el futuro rey británico sí tuvo una relación fraternal con Nicolás, el futuro zar de Rusia.

El motivo es que Nicolás era hijo de Dagmar de Dinamarca, hermana de Alejandra, quien se había casado con el zarévich -o heredero al trono ruso- Alejandro.

Esto también explica por qué Jorge V y Nicolás II tenían un parecido sorprendente.

Las hermanas Alejandra y Dagmar tenían una relación muy cercana y eran famosas por reunir a todas sus familias cada verano en Dinamarca, encuentros que forjarían un vínculo entre las casas reales de Reino Unido y Rusia.

Vínculo que se haría aún más sólido cuando el joven Nicolás se enamoró de Alix de Hesse, la hija alemana de Alicia del Reino Unido, la tercera hija de Victoria y Alberto, quien falleció cuando sus hijos eran pequeños.

Al quedar bajo el cuidado de su abuela materna, Alix tuvo una relación particularmente cercana con Victoria, lo que permitió el acercamiento entre la monarca y el zar ruso, de quien inicialmente desconfiaba.

El zar Nicolás II (izq.) y el rey Jorge V

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El zar Nicolás II (izq.) y el rey Jorge V tenían un gran parecido, porque sus madres eran hermanas.

Distanciado

En cambio, Guillermo, sus siete hermanas y hermanos y sus padres no eran invitados a los encuentros de verano organizados por Alejandra y Dagmar.

El futuro káiser tampoco lograría agraciarse con su familia británica durante sus encuentros anuales en la famosa regata real de Cowes, conocida como la King’s Cup (La copa del rey) en la isla de Wight.

Cuentan los historiadores que lo que empezó como una rivalidad deportiva entre Guillermo y su tío, el futuro rey Eduardo VII (quien sucedería a Victoria en 1901), terminó siendo una competencia para ver qué país tenía el mayor poderío marítimo.

El primer quiebre en las relaciones entre las familias se dio en 1888, tras la muerte del padre de Guillermo, el emperador Federico III, quien apenas logró reinar en Alemania durante 99 días, debido a un cáncer de garganta.

Lo primero que hizo Guillermo cuando falleció su padre fue ordenar que los militares rodearan el palacio real donde aún vivía su madre, la princesa Vicky, para rastrear todos los documentos del monarca, quien, a diferencia de su hijo, era liberal y favorecía un sistema de monarquía constitucional.

Esto ofendió enormemente al heredero al trono británico, hermano mayor de Vicky.

Guillermo se sentía mucho más identificado con el autoritarismo ruso, y era un gran admirador del zar Alejandro III, padre de Nicolás.

Sin embargo, Alejandro, un hombre de familia, quedó horrorizado por la falta de respeto que había mostrado el nuevo emperador alemán hacia su padre cuando falleció.

En esta imagen de 1894 se ve a la reina Victoria (abajo en el centro) sentada con Guillermo a su izquierda y Vicky a su derecha. Detrás de Guillermo está el futuro zar Nicolás II, al lado de quien sería su esposa: Alix, y detrás de él aparece el futuro rey británico Eduardo VII.

Getty Images
En esta imagen de 1894 se ve a la reina Victoria (abajo en el centro) sentada con Guillermo a su izquierda y Vicky a su derecha. Detrás de Guillermo está el futuro zar Nicolás II, al lado de quien sería su esposa: Alix, y detrás de él aparece el futuro rey británico Eduardo VII.

Nuevas alianzas

Haciendo oídos sordos a este rechazo que generaba, el nuevo káiser estaba convencido de que podía controlar la política exterior del Segundo Reich. En 1890 echó al canciller Otto von Bismarck, artífice de la unificación alemana.

Esto terminó de enterrar la alianza entre Alemania y Rusia. En su lugar, el zar Alejandro firmó un pacto con Francia.

En 1904 el Reino Unido firmó su propio acuerdo con Francia, su histórico rival: el llamado Entente cordiale. Tres años después, firmó otro acuerdo çon su otro gran enemigo del siglo XIX, Rusia.

Rodeado por las otras potencias, Alemania se alió al Imperio austrohúngaro.

Estos pactos determinarían los dos bandos que se enfrentarían durante la Primera Guerra Mundial.

El desencadenante del conflicto fue el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria, heredero al trono austrohúngaro, y su esposa Sofía, el 28 de junio de 1914, durante una visita a Sarajevo, capital de la provincia de Bosnia y Herzegovina.

La pareja murió a manos de un grupo que luchaba por la liberación de Bosnia y Herzegovina del dominio austrohúngaro y su integración a Serbia para la creación de un estado nacional yugoslavo.

Una ilustración del asesinato de archiduque Francisco Fernando en Sarajevo, en 1914.

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El asesinato de archiduque Francisco Fernando, heredero al trono austrohúngaro, fue el disparador de la Primera Guerra Mundial.

El magnicidio activó las diferentes alianzas, con un efecto dominó.

El Imperio austrohúngaro le declaró la guerra a Serbia. Alemania lo apoyó y le declaró la guerra a Rusia y Francia, aliados de Serbia.

Cuando las tropas alemanas invadieron Bélgica para llegar a Francia, rompieron la neutralidad de ese país, lo que llevó a Reino Unido a unirse a Rusia y Francia en lo que se llamó la Triple Entente.

En 1915 Italia se sumó a los “aliados” y Estados Unidos lo hizo en 1917.

El bando opuesto quedó conformado por Alemania, Austria-Hungría y Turquía, la llamada Triple Alianza.

Gran guerra

La “Gran guerra” entre las principales potencias europeas duraría cuatro años y terminaría causando la muerte de 17 millones de soldados y civiles, debido al uso de novedosas armas químicas, como el gas asfixiante, y modernas ametralladoras y tanques de guerra.

El conflicto concluyó con la rendición de la Triple Alianza, en noviembre de 1918.

La guerra no solo fue devastadora para Europa, también golpeó fuertemente a la monarquía.

El retrato del Jubileo de Diamante de la Reina Victoria, en 1897.

PA
La Primera Guerra Mundial abrió una brecha en la extensa familia de Victoria: 42 de sus descendientes estaban en el lado enemigo.

Un tercio de los cerca de 120 miembros de la familia extendida de Victoria vivían en terreno enemigo del Imperio británico.

De los tres primos que habían desencadenado el conflicto, solo uno salió airoso: Jorge V, abuelo de la actual monarca Isabel II, quien cambió el apellido alemán de su familia al muy británico “Windsor”.

Guillermo II no solo perdió la guerra, también perdió su corona, debiendo abdicar y huir a los Países Bajos. Fue el último emperador que tuvo Alemania.

Pero el que peor destino tuvo fue Nicolás II, quien fue ejecutado pocos meses antes del final de la guerra, junto a su esposa y sus hijos, por los bolcheviques que tomaron el poder, liderados por Lenin, y crearon la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Así, la Primera Guerra Mundial marcó el final de cuatro monarquías que estaban en manos de descendientes de Victoria: Alemania, Rusia, Austria-Hungría y Turquía.

Y los soberanos que retuvieron sus coronas perdieron mucha de su influencia y poder, y quedaron relegados a cumplir tareas más simbólicas.

Los planes de la “abuela de Europa” de fortalecer el sistema monárquico y llevar armonía al continente a través de enlaces reales terminó logrando todo lo contrario.

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