"Tengo más miedo de subirme a un avión que de ingresar a un hospital".
El coronavirus ha puesto al mundo de cabeza, y nadie lo sabe mejor que quienes están en la primera línea de la catástrofe: el personal médico que trabaja en las salas de cuidados intensivos de los hospitales.
Parecen platillos voladores y parece que no hay una sola explicación de por qué aparecen allí.
En 2017, estos bailarines se convirtieron en un suceso mundial tras un reportaje de BBC África.
Horas más tarde, los charcos de sangre todavía salpicaban los pasillos de la cárcel.
Lo llamaron un "golpe privado": un plan para secuestrar a Nicolás Maduro y entregarlo a las autoridades de Estados Unidos, que ofrecen US$15 millones por el presidente de Venezuela.