Los virus se mueven en una fina línea entre la perniciosidad y la transmisibilidad. Si son demasiado virulentos, y como consecuencia de ello matan o incapacitan a sus huéspedes, su capacidad de infectar a otros nuevos se ve limitada. Por el contrario, si los virus apenas hacen daño, pueden no generar un número suficiente de copias de sí mismos como para resultar infecciosos.
La vacuna de Rusia contra la covid-19 está actualmente en fase de experimentación clínica por parte del Centro de Investigación Nacional de Epidemiología y Microbiología Gamaléi de Moscú (NITsEM en sus siglas en ruso).
Seguramente, a muchos de ustedes les resultará difícil concluir la lectura de este artículo sin que se les avive en la mente el recuerdo de un familiar o amigo diabético. Ciertamente, este ejercicio de empatía hubiera sido mucho más inusual a mediados de los años 90, cuando la prevalencia de la diabetes del tipo II (DM2) en nuestro país era únicamente del 3%. Sin embargo, la combinación de unos hábitos cada vez más sedentarios con una dieta poco saludable ha hecho que, actualmente, dicho porcentaje se sitúe en torno al 13.8%.
Un texto compartido miles de veces en redes sociales desde el 19 de abril afirma que el plátano “bloquea la entrada celular del coronavirus” y que su potasio contiene un “antígeno resistente” al virus.
En el caso de los virus, hay una delgada línea entre la severidad y la transmisibilidad. Si son demasiado virulentos, matan o dejan incapacitado a su huésped, pero esto limita su habilidad de infectar a otros nuevos.
Sus palabras han sido duramente criticadas por la comunidad latina de Estados Unido, así como por el Partido Demócrata.