Ciudad Guatemala

Entrelíneas con Haroldo: Ser periodista departamental es un reto de vida


Ser periodista es una bella profesión. Es vivir una aventura diaria donde no se sabe qué nos espera a la vuelta de la esquina

  16 noviembre, 2016 - 12:39 PM

Por: Haroldo Sánchez

Ser periodista es una bella profesión. Es vivir una aventura diaria donde no se sabe qué nos espera a la vuelta de la esquina. Cada día es algo diferente. No hay dos días iguales en el mundo de la prensa.

Aquí, en este ejercicio diario del comunicador profesional, vemos las virtudes del ser humano, pero también somos testigos de sus miserias más bajas.

Ante nuestros ojos desfilan sus luchas, frustraciones, desvelos, indiferencias, olvidos… y, lo peor, la violencia más irracional. Ah, la vida del guatemalteco, con sus éxitos y sus derrotas…

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El periodista guatemalteco lo tiene complicado, porque esta profesión, como la de otros que trabajan con riesgo de sus vidas, tiene que enfrentar los retos de vivir en el filo de la navaja.

Cuando el enemigo es el periodista

La vida del periodista es una ruleta rusa porque no se sabe qué clase de persona es la afectada por una noticia y se ignora si va a reaccionar a la defensiva y poner en peligro con su molestia, no solo el trabajo, sino la vida de quien labora en la radio, la prensa y la televisión.

Es decir, los malos, esos corruptos que roban al pueblo, no quieren que se diga lo que hacen. Porque viven en la oscuridad y prefieren que nada salga a la luz pública.

Y cuando se les denuncia, el enemigo es el periodista ya que esta gente no tiene la más mínima capacidad de la reflexión, para entender que si no hicieran nada malo, pues tendrían los focos sobre ellos para el reconocimiento público, por su buen trabajo.

Pero como lo que hacen es robar, engañar, aprovecharse del puesto entonces eso se dice y eso les molesta.

Hay casos en los que del enojo se pasa al odio, la amenaza y al final, a la muerte.

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Y si el periodista de la capital tiene sus conflictos con el poder, lo del corresponsal departamental es un millón de veces peor.

Héctor Cordero, un lindo ejemplo

 

En los departamentos el poder “real” lo tiene el alcalde, el gobernador, el diputado (que se cree por encima de todos los demás), el comandante de la base militar, y cualquiera que piense y crea, que los corresponsales son comprados y vendidos al mejor postor.

Allí están solos frente “al enemigo”, que en muchas ocasiones ha mandado a intimidar al colega buscando doblegar al periodista de su región, con dinero, con amenazas. Y cuando esto no funciona, recurren a las palizas y la destrucción de equipo y si de nuevo eso tampoco funciona, terminan por mandar a sus guaruras a callar para siempre al “rebelde”, con un balazo en la cabeza.

Esta profesión nuestra no es diferente a cualquier otra. La corrupción forma parte de una cultura nacional que no deja afuera a los periodistas. Por el contrario, son muchos, QUE NO TODOS, los periodistas corruptos que hacen de esta profesión una forma de poder sobrevivir con las exigencias diarias de mantener a la familia.

No hablo del ego. Porque los periodistas también nos creemos el centro del universo y los demás se dan cuenta de nuestros inflados egos y es fácil así, caer en las múltiples tentaciones que existen para cooptar a un colega.

Además, no se trata solo de dinero. Hay muchísimas formas de corromper a un periodista. Desde el trago de licor, hasta las drogas hacen que el “colega” termine sirviendo al mejor postor, y no al público al que realmente se debe.

Quiero dejar en claro que no condeno a nadie por lo que hace. No me interesa. Cada quien con su conciencia, si es que la tiene. Lo que si deseo resaltar es el hecho que como todo en la vida, siempre hay sus grandes excepciones.

Por esa razón, esta columna “Entrelíneas”, se la dedicó a un colega y compañero periodista: HÉCTOR CORDERO, nuestro corresponsal (del Noticiero Guatevisión) en Quiché.

Hector Cordero

Este Hombre, con mayúscula, ha tenido que enfrentar al poder paralelo de quienes llegan a puestos públicos creyendo que solo por el hecho de ser alcaldes, diputados o gobernadores, tienen poder sobre hombres y tierras.

Cordero tiene todo un historial de lucha y entrega y sobre todo: VALENTÍA. Algo que solo reconocen los vecinos de Quiché y rechazan esos funcionarios que a través de sus corruptelas afianzaron fortunas nacidas del saqueo y del robo del erario público.

Y son de esos colegas que la vida nos permite conocer y compartir, para darnos cuenta que no estamos en el camino equivocado, sino que por el contrario, el único sendero posible de transitar es el de amar este trabajo y transformarlo en servicio a nuestras comunidades.

Lo más importante, es que aunque estemos solos ante el peligro, como es el caso de Cordero, la gran defensa que debe tener él, es la misma población a la que sirve con dedicación, esfuerzo y amor por la tierra que la vio nacer.

Ser periodista es la profesión más hermosa del mundo. De eso no hay duda. Por más peligro que exista, nos debemos a los demás y como bien se dice, somos la voz de quienes no tienen la posibilidad de hacerse oír…

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