En caso te pegó la soltería en febrero, esta nota te hará sentir dichosa
Sin lugar a dudas la idea del príncipe azul le ha arruinado el día del amor y la amistad a más de alguna chica en estas vísperas tan románticas.
Todo es culpa de Disney, sin lugar a dudas la idea del príncipe azul le ha arruinado el día del amor y la amistad a más de alguna chica en estas vísperas tan románticas del mes de febrero.
La soltería puede ser un estado difícil y esto no lo digo solamente por experiencia propia, el psicólogo educativo Bertrand Regader afirma también que lo más difícil de vivir en soltería es la presión del entorno. Y lo cito: “Vivimos en una sociedad que nos exige tener una vida ordenada: empleo estable, pareja formal y, a cierta edad, hijos y formar una familia y un hogar.
Es un planteamiento que debemos cuestionar. Para algunas personas, este modelo de vida puede ser totalmente acorde a sus expectativas e ilusiones, y esto es plenamente respetable. Pero nuestra generación todavía sigue aceptando sin más algunas tradiciones e imposiciones culturales.”
Algunas mujeres, presas de este contexto moral, buscan incesantemente hombres que las aprecien y con los que compartir la vida, sin embargo a pesar que en esta nota no pretendo promover la soltería sino que la felicidad, aquí tengo un ejemplo que nos permite entender la otra cara de vivir casada con un hombre (por que no siempre somos tan príncipes como ellas quisieran) y es que algunas mujeres que viven con hijos y atienden los que hacer es domésticos, afirman que incluso pueden estar a cargo de las tareas en casa hasta 12 horas al día o más de 60 horas a la semana, e incluso quienes tienen 3 hijos estadísticamente podrían pasar más de 28 horas a la semana cocinando, limpiando y ordenando.
Según un informe de este año de la Organización Mundial del Trabajo, “el reparto desigual de las labores de cuidado y las tareas domésticas no remuneradas entre las mujeres y los hombres, y entre las familias y la sociedad, es un determinante importante de las desigualdades de género en el trabajo”.
Si los hombres no negocian quedarse en casa cuidando a los hijos en los períodos en los que las mujeres ingresan al mundo laboral, cambian de trabajo o se les presenta una oportunidad importante para su crecimiento, la desigualdad se reproduce y multiplica.
Claro que una vez leído esto, las mujeres casadas podrían mostrarle esta misma nota a su esposo, y talvez así renegociar la distribución de actividades en casa.