El poeta chileno Neruda es una joya para la imaginación
Acompañen a Gael García Bernal en su personaje a buscar a Pablo Neruda en la película de dicho nombre: Neruda. Es una joya para la imaginación.
Tan solo Neruda ya de por sí tiene peso. Y eso que, el poeta chileno, en realidad se llamaba Ricardo Eliécter Neftalí Reyes Basoalto. Quien sabe si era porque las calles alemanas son más fáciles de pronunciar, o porque es un nombre tan largo que hay que saltarlo con pértigo, que lo cambió por esas tres sílabas: Ne Ru Da.
Lo que sí es un hecho, es que se inspiró en el poeta checo Jan Neruda para su seudónimo. Y que anduvo huyendo de ataques políticos en su contra, firmando con la ocurrente mezcla de las sílabas de Neruda: Ru Da Ne. Algo que, quizá hoy, sería tal vez demasiado fácil de descifrar.

Compartió copas de vino con Federico García Lorca, fue íntimo amigo de Gabriel García Márquez y una especie de mentor para Mario Vargas Llosa. Riñó – según cuentan – con Jorge Luis Borges por el Nobel del 71, elogió en muchas ocasiones a Frida Kahlo, trabajó junto con Miguel Ángel Asturias e incluso con Pablo Picasso. En fin, vivió como un poeta. Tuvo una vida de conde, por su condición de diplomático. Cargo que ejercía con una lealtad perenne.
Cuenta Jorge Edwards, gran contertulio de El Poeta, que en una ocasión las fuerzas armadas entraron a casa de Neruda, encontrándolo tumbado en el sofá viendo qué sé yo qué novela policiaca. Lo buscaban porque lo acusaban de ser el comunista más importante del mundo. Era obstinado y persuasivo. El Poeta, al ver al oficial, le dijo: “¡Busque nomás, capitán. Aquí hay una sola cosa peligrosa para ustedes”. El oficial dio un salto. “¿Qué cosa?” le dijo, llevándose la mano, quizá, a la funda de la pistola. “¡La poesía!” le dijo Neruda.
Acompañen a Gael García Bernal en su personaje a buscar a Pablo Neruda en la película de dicho nombre: Neruda. Es una joya para la imaginación.

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