Chilenos víctimas de abuso, ofendidos por respuesta del papa
Víctimas de abuso sexual acusaron al papa Francisco de haber ignorado sus reclamos, luego de que el pontífice calificara de “calumnia” las denuncias.
Las denuncias de encubrimiento de abusos sexuales al interior de la iglesia opacaron la despedida de Chile del papa Francisco, quien calificó de “calumnias” las denuncias contra un polémico obispo.
James Hamilton, Juan Carlos Cruz y Juan Andrés Murillo, víctimas de Karadima, acusaron al papa de no querer oír las denuncias sobre el obispo de Osorno (sur), Juan Barros, a quien señalan como encubridor de las atrocidades cometidas por aquel.
En su último día en Chile, el papa visitó la ciudad de Iquique (1.800 km al norte de Santiago) donde defendió a ultranza al polémico obispo de Osorno (sur) Juan Barros, acusado de haber encubierto abusos sexuales cometidos por el influyente sacerdote Fernando Karadima en una parroquia de un exclusivo barrio de Santiago en la década de los ochenta.
“El día que me traigan una prueba contra el obispo Barros, ahí voy a hablar”, afirmó Francisco a radio ADN antes de celebrar una misa en Iquique frente a unas 100.000 personas. “No hay una sola prueba en contra, todo es calumnia ¿Está claro?”, agregó.
La activa participación de Barros en las tres misas que el pontífice ofició en Santiago, Temuco (sur) e Iquique (norte), pese a las acusaciones de haber callado los abusos que Karadima, provocó una gran polémica.
“Lo que ha hecho el papa hoy es ofensivo y doloroso”, afirmó Hamilton en un comunicado leído junto a Cruz y Murillo, en el que acusan a Barros de haber sido parte del “círculo personal de Karadima” y de haber sido testigo de los abusos sexuales y psicológicos de los que fueron víctimas.
“El papa ha desoído todos estos hechos y nos ha acusado de faltar a la verdad, de decir calumnias”, agregó Hamilton.
Barros, nombrado obispo de Osorno en 2015 por Francisco, manifestó en reiteradas ocasiones que Karadima fue su guía espiritual por 35 años, pero negó tener conocimiento de las atrocidades cometidas por su mentor.
Fernando Karadima abusó contra menores mientras era sacerdote de una parroquia en un exclusivo barrio de Santiago en la década de los ochenta.
No fue juzgado por tribunales chilenos ya que el delito había prescrito, pero el Vaticano lo acusó de abuso y lo condenó a “retirarse a una vida de oración y penitencia” en 2011, un año después de destaparse el escándalo.
Acciones concretas
El papa Francisco manifestó su “dolor y vergüenza” por las denuncias de pederastia contra la Iglesia durante un acto con la presidenta Michelle Bachelet el martes.
En una reunión con religiosos, les dijo que tuvieran “la valentía de pedir perdón”, consciente de la imagen devastadora que han tenido estos escándalos para la Iglesia chilena, en sus horas más bajas en un país cada vez más secularizado.
Las víctimas de Karadima reclamaron que el perdón que Francisco solicitó al clero se “transforme en acciones concretas, para erradicar de las filas de la Iglesia a todos los que abusaron de niños, niñas, jóvenes y personas vulnerables”.
Desde el año 2000, unos 80 curas han sido acusados de abusos sexuales contra menores, según la ONG estadounidense Bishop Accountability.
El papa dejó Chile para iniciar una visita a Perú de tres días, donde también se han registrado denuncias de abusos sexuales a menores de parte de laicos.
La semana pasada, el Vaticano intervino al grupo laico peruano Sodalicio de Vida Cristiana, cuyo fundador Luis Fernando Figari y otros tres dirigentes están acusados de abusos sexuales.
El papa manifiesta en Chile vergüenza por abusos sexuales en la Iglesia
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