Ciudad Guatemala

Entrelíneas con Haroldo: Ser bombero voluntario tiene mucho de heroísmo


Si uno quiere verlo de otra forma, están pidiendo “limosna” para trabajar en beneficio de sus comunidades. Y lo hacen cada día en las peores condiciones.

  18 noviembre, 2016 - 10:48 AM

Cuando se llega hasta algunas poblaciones, los que reciben al visitante no son reinas de belleza, ni promotores turísticos para conocer las bellezas del lugar. No. Quienes lo hacen son elementos de los Bomberos Voluntarios con sus cajas de madera, para pedir dinero a los pilotos de los vehículos.

Si uno quiere verlo de otra forma, están pidiendo “limosna” para trabajar en beneficio de sus comunidades. Y lo hacen cada día en las peores condiciones. Nadie se imagina cómo es una estación de Bomberos Voluntarios en los departamentos.

bomberos

Si hay agua, pues qué suerte. Baños sucios. Edificios viejos. Carros de servicio tirados por falta de repuestos. Equipo obsoleto, si lo tienen. Gasolina, hay que cuidarla mucho. Uniformes, allá cada invierno. Salarios casi inexistentes, que por eso son “voluntarios”.

Un presupuesto que ya no alcanza…

Eso sí, cada año a todos los traen sus comandantes a pedir de nuevo “limosna” frente al Congreso. Unas veces para que no se le olvide a esa gente del hemiciclo que ellos necesitan el dinero. Otras para que el escaso presupuesto no se les reduzca más.

Los Bomberos Voluntarios son verdaderos héroes anónimos, al igual que los Municipales, aunque este artículo está enfocado en los primeros.

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¿Por qué? Bueno, es por el escándalo que sacude a los Bomberos Voluntarios. Y mi temor es que a esas buenas intenciones que tienen los automovilistas cuando depositan un poco de dinero en esas “alcancías” ahora ante este caso decidan no volver a hacerlo.

Eso por un lado. Por el otro, qué terrible lo que le está pasando a Guatemala. O más bien, qué terrible –y qué bueno- que hasta ahora salga a luz toda la podredumbre que durante años ha estado inmersa la sociedad guatemalteca.

Si no fuera por las acciones del Ministerio Público y de la CICIG, que han iniciado la limpieza de lo peor de la función pública, nada hubiera pasado y estas acciones seguirían cometiéndose en total impunidad.

Al hacerse público el caso de los Bomberos Voluntarios, nos llevamos las manos a la cabeza y decimos: Púchica, solo esto nos faltaba… ¡si hasta los bomberos roban…!

Es importante que no satanicemos a los Bomberos Voluntarios por esta situación. Así como en el pasado hemos denunciado las malas acciones que cometen algunos de sus elementos, esta vez no se trata de un hecho aislado, sino de algo mucho más grave.

No existe ninguna justificación a este robo descarado de una persona a quien se le confió la administración de los bienes materiales de la institución y que junto a otros corrompió fondos destinados a que los bomberos prestaran un mejor servicio a la población.

La ambición por conseguir dinero fácil se ha convertido en un deporte nacional en Guatemala. Va desde los políticos pasando por los presidentes, los diputados, los jueces, los periodistas (no hay que dejarlos afuera), pasando por los abogados, los médicos, los militares, los policías, los fiscales, los magistrados, llegando incluso a ministros, secretarios, alcaldes, gobernadores, y un largo etcétera, etcétera.

Parecería así, que nadie está a salvo de meter la mano donde no debe. Es decir, en las arcas del dinero que no les pertenece porque son del pueblo y de la ciudadanía honrada.

¿Qué hacemos entonces ante esta terrible y desgraciada realidad? Yo no tengo la receta. Solo preguntas sin respuesta. Y no me vengan aquí con aquello de que ser honrado se aprende en casa. Si fuera así no hubiera tanto ladrón en el Estado, o sea en el Gobierno, en el Congreso, en la aplicación de la justicia.

El hombre toma decisiones por sí solo. No tiene nada que ver si viene de un hogar de gente honrada. Tampoco es cuestión de género. Hay tantas mujeres corruptas, como hombres.

Ni de educación. Hay ladrones que nunca fueron a la escuela así como otros que tienen licenciaturas, doctorados y especializaciones diversas.

Ni siquiera es cuestión de universidades. Hay saqueadores de guante blanco que salieron de la San Carlos, otros de la Landívar, de la Marroquín, de la del Valle y de otras más.

¿Que miento? Ojalá fuera así… Pero cada día las pruebas de la realidad me lo confirman.

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