Comunidades chortí abandonan cultivo de maíz y frijol
Familias de Jocotán y Camotán optan por cambiar sus cultivos y adaptar nuevos métodos que les permitan subsistir a años de sequía.
Cuando se vive en medio de enormes terrenos áridos que no dan más que desconsuelo, la lluvia no cae desde hace años y la ayuda del gobierno es casi tan escasa como el agua, las opciones viables para subsistir son pocas.
Al menos ocho distintos programas han sido implementados en municipios del corredor seco por parte de la FAO, Unicef y la inversión de la Embajada de Suecia.
La propuesta es clara: Las personas pueden adaptarse al cambio climático.
A pesar de que hay elementos tradicionales, las comunidades de Jocotán y Camotán están consientes que continuar con el estilo de vida que tenían no solo no es rentable, sino atenta contra la salud e integridad de sus habitantes.
Maíz y frijol consumen más agua de la que tienen
Doña Celia, una mujer de la aldea El Escobillal, Jocotán, que decidió cambiar el tradicional cultivo de frijol y maíz, por el de hortalizas debido a la sequía. Pero además, optimizar el consumo de agua a través de métodos de goteo, en lugar de riego directo y la formación de terrazas que mejoran los cultivos.
Lo mismo sucede en Dos Quebradas, Camotán, donde un grupo de personas incluso ha decidido asociarse. Han encontrado en el café un producto más rentable.
A pesar de las altas temperaturas que invaden los terrenos de tonos dorados por la sequía, las comunidades chortí están convencidas de que con las capacitaciones que reciben, tienen elementos suficientes para cambiar el destino de al menos, las futuras generaciones.
En la aldea Pitahaya, un grupo de mujeres colecta agua de lluvia. La misma es utilizada para regar un huerto comunal.
Suecia, FAO y Unicef han dicho que sus programas tendrán una ampliación para 2017.
Aunque buscan tener eco con las autoridades locales, los alcaldes, algunos nuevos, otros con un largo historial, poco se comprometen a hacer.
Se trata de personas que han vivido uno de los más tangibles efectos climáticos, incluso a nivel mundial. La sequía permanente ha dejado a cientos de niños desnutridos, madres e hijos enfermos y cultivos perdidos.
Aun así, confían en el que el futuro les sonreirá….