El interior de la casa hecha de ladrillos de barro era fresco, limpio y tranquilo. Un hombre llamado Shamsullah, que tenía un hijo pequeño aferrado a su pierna, nos condujo a la habitación donde recibían a los invitados.
Rabia acunaba a su bebé recién nacido, pocos días después de dar a luz en un pequeño hospital en la provincia de Nangarhar, en el este de Afganistán. "Es mi tercer hijo, pero la experiencia fue totalmente distinta. Fue horrible", recuerda.
La BBC confirmó que al menos 20 civiles han muerto en la provincia afgana de Panjshir, un territorio que se ha caracterizado por su resistencia a los talibanes.
En Kandahar, cuna de los talibanes en Afganistán, casi no se ven mujeres en las calles desde el regreso al poder de los fundamentalistas. Pero Fereshteh, Fauzia y otras compañeras intentan vencer sus miedos para poder seguir trabajando o estudiando.
Varias mujeres afganas han iniciado una campaña en las redes sociales para protestar contra los estrictos códigos de vestimenta que el nuevo gobierno Talibán ha impuesto a las estudiantes.
En mes y medio la vida de Zainab Momeny dio un vuelco.