Guardería en Italia acaba con los perjuicios de la cárcel
La prisión de Bollate, en Milán abre sus puertas al público, para que los vecinos de la prisión puedan llevar a sus hijos pequeños.
La guardería Biobab situada en la prisión de Bollate, en Milán, acoge a los niños de los detenidos, del personal y de los residentes del barrio y constituye un experimento social e innovador.
Con el objetivo de mejorar el bienestar del personal, la guardería no fue usada inicialmente por el personal, al parecer renuentes a cambiar sus costumbres. Al final se decidió abrirla para el público tras la petición inesperada y entusiasta de los vecinos de la cárcel.
La llegada de los niños de los vecinos generó un efecto positivo y el personal de Bollate empezó a traer también a sus hijos pequeños. La prisión abrió una nueva sección para dar cabida a los hijos que viven con las reclusas en las celdas, todos menores de 3 años.
La guardería además invita a expertos a organizar actividades relacionadas con la naturaleza y los animales, gracias a que cuentan con grandes jardines y zonas de juegos. La guardería, que tiene 24 cupos, está llena: ocho niños son externos, de dos a cinco son hijos de detenidos y los demás son hijos del personal.
Para los hijos de los presos la guardería es clave porque “estimula la socialización” y les ofrece una educación más estructurada.
Derribando muros y prejuicios de la cárcel
Mezclar a los niños, sin distinción alguna, resulto una idea original y da un mensaje maravilloso sobre la integración y sobre como derribar muros.
Para el personal de la guardería fue una sorpresa que las familias de los barrios cercanos quisieran llevar a sus hijos.
La reacción de los vecinos de la prisión fue positiva.