#HaroldoSánchezSinReservas: ¿Quién gobierna el país…?

A quién se le puede preguntar del baño de sangre que enluta a miles de hogares, sin que la cabeza del gobierno salga a decirnos que se luchará contra el crimen organizado y sus aparatos de terror. Lo único que se les ocurre es decir que se trata de un plan para desestabilizar al régimen.

La decepción de la población es grande, porque el Presidente Jimmy Morales llegó con el apoyo de la gente sedienta de cambios y de gente honesta y honrada. La realidad hasta hoy, demuestra que a la mayoría de funcionarios de este gobierno les quedó grande el tacuche.

Lo más lamentable es que no hay quién responda ante esta ola de violencia. Aquí lo que hay es un vacío de poder. Y es que en situaciones difíciles y complicadas, cuando el verdadero líder asume su papel y demuestra de qué está hecho.

Urge que aparezca el líder…

No es líder quien se esconde. Quien justifica. El que no trabaja y se dedica a la parranda. El que recibe su sueldo sin haberlo sudado. El que no es ningún ejemplo para su gente.

En el caso del Presidente sino cumple con su papel, entonces le corresponde a los ciudadanos exigir que se baje de la nube y ponga los pies sobre esta tierra hoy anegada de sangre.

Solo en el 2017, el número de asesinatos se ha disparado a números fríos y terribles. Pilotos, ayudantes, pasajeros, taxistas, son algunas de las víctimas de esta ola de violencia. A los que se agregan hombres, jóvenes, mujeres y niños, víctimas en todo el país que caen bajo las balas asesinas de los delincuentes.

 ¿Tenemos que seguir así?

¿Será que la paz, un guatemalteco solo la encuentra en el cementerio?

El Presidente tiene un compromiso con los que le votaron pero también con quienes no lo hicieron. Su compromiso no es con su partido, con su bancada de diputados, con los miembros de la llamada Juntita, con el grupo del sector privado que le apoyó con fondos durante la campaña, ni con sus amigos, ni su familia.

El compromiso de Jimmy es con los guatemaltecos. Sin distinción de raza, credo, idioma ni etnia, menos condición social o económica.

Desaparecer como acostumbra y dedicarse a actividades sociales o religiosas, o de visitas para darse baños de pequeñas multitudes, no le hará quedar en la historia como uno de los mejores gobernantes de Guatemala.

Al contrario, se está forjando una fama de no tener control sobre lo que le corresponde como mandatario. Eso de ser buena gente, de hablar de Dios en cuantas oportunidades se presentan, el estar abrazando a quien se le ponga enfrenta para quedar bien con todos, está llevando a esta nación al despeñadero.

La violencia debe tener una respuesta contundente de parte del Estado. Para ello se hace indispensable ese liderazgo fuerte, el hablar con claridad a la población, el llevar la esperanza de que alguien se preocupa por lo que ocurre en calles, pueblos, aldeas y departamentos.

En todo el país, el número de asesinados, secuestrados y extorsionados, llega a tal grado que hace pensar que pasamos por un periodo donde la ingobernabilidad se adueñó de Guatemala.

Aquí, los delincuentes mandan y deciden sobre la vida del resto de ciudadanos que ya empiezan a exigir la pena de muerte para los delincuentes, al sentirse desesperados por lo que está ocurriendo con tanta violencia.

Sé que para Jimmy, gobernar no es fácil.

Su bancada en el Congreso, no lo ayuda porque él mismo decidió ceder el poder a los exmilitares que gobiernan y deciden desde el hemiciclo. Allí él no pinta nada.

En su Gabinete, el cual no quiso cambiar luego del primer año, son pocos los ministros que han demostrado su validez, tal es el caso de de Gobernación…

La percepción de ese vacío de poder que experimentamos, puede llevarnos a seguir sufriendo aún más como sociedad.

Los líderes nacen y durante cada faceta de su vida lo demuestran. Así como en cada paso que dan, y desgraciadamente, no se hacen por arte de magia, y ni se improvisan, por más bonito que hablen…