Ciudad Guatemala

La venta de niños, una práctica terrible…


De las crónicas del periodista Claudio Morán. Esta es la primera pieza literaria de tres que nos ofrece Haroldo Sánchez sobre la venta de niños.

  19 diciembre, 2016 - 18:32 PM

*De las crónicas del periodista Claudio Morán  –Primera Parte–

Bebé acostado en dinero.

Tengo que concluir una investigación sobre la venta ilegal de niños. Se trata de una bien montada empresa de la esposa de un exdiplomático, que vende a los niños entre $20,000 y $30,000. Cuando viví en Holanda en la década de 1980, la moda era tener niños del submundo latinoamericano.

Los holandeses son seres especiales, la mayoría de ellos prefiere tener perros y gatos en lugar de niños. Pasan muchos años viviendo juntos para ver si congenian como pareja y al final, cuando ya están viejos, entonces que los vengan niños. Pero algunos prefieren adoptar, porque cuando sienten son tan grandes que tener hijos es un riesgo.

En el interior de los buses urbanos se puede observar que se trata de una sociedad de ancianos. Pero son viejos que viven bien. Están protegidos por la seguridad social y, como jubilados, tienen plata mensual que les da el Gobierno y hasta gozan de vacaciones pagadas en dónde quieran.

La mayoría prefiere ir a España e Italia, por el clima cálido. Es que Holanda por ser el único país del mundo bajo el nivel del mar, es un lugar de clima muy frío, donde el sol se disfruta solo 2 meses al año. El resto del tiempo es aire, lluvia, nieve y mucho viento.

Niña encadenada. Niños en venta

A Holanda fueron a parar miles de niños latinoamericanos, adoptados o bien arrancados de las manos de las madres a través del robo o de la compra a bandas bien organizadas. Para un padre de estas latitudes, que vive en la pobreza extrema, es fácil desprenderse de un niño, ya que mantenerlo le cuesta un ojo de la cara.

En estas regiones de miseria por $500, cualquiera está dispuesto a vender su alma al diablo con tal de tener dinero dentro de la bolsa. Niños y niñas con los ojos rasgados y la piel morena, en Holanda, eran atractivos físicos por los que se pagaba su peso en oro.

Las mujeres que los adquirían llevaban a los niños como si se tratara de un trofeo ganado en saber qué competencia. Los vi muchas veces en el parque central de Amsterdam.

En verano se juntaban todas en la grama y desplegaban mantas donde sentaban y acostaban a los pequeños latinos convertidos en hijos de holandeses, que les heredaban apellidos extraños y los hacían olvidar su idioma natal. El argumento era que allá tendrían un futuro mejor y en sus países tan solo una muerte segura por la pobreza y la miseria.

En Guatemala las bandas de robaniños utilizan cualquier forma para hacerse de los pequeños, ya sea comprando en pueblos alejados donde las madres tienen entre 10 y 12 hijos y separarse de uno solo les causa alguna pena, hasta arrebatar a los recién nacidos en la salida de los centros de maternidad, en los mercados y en las calles.

niños amordazados víctimas de trata

Aquí en la Redacción hemos tenido que abrir un espacio para recabar toda la información sobre padres de familia que han perdido a un hijo, una hija, a manos de las bandas profesionales que operan en el país.

Uno siente que el corazón se le encoge cuando una madre llega a denunciar el robo de su pequeño: el dolor lo tiene enraizado en lo profundo de los ojos. Es un dolor sordo, pero que retumba en mi corazón. Me siento inútil al no poder hacer nada como periodista, por solucionar su pérdida.

Durante muchos años me he dedicado al tema, pero jamás hemos podido llegar hasta el cerebro de la operación. Hemos ido hasta las oficinas de abogados corruptos que se ofrecen para hacer que todo parezca legal, que se trata de una adopción en regla. Ellos logran grandes ganancias con el dolor ajeno, pero parece no importarles.

Durante 8 meses le seguimos la pista a la esposa de un magistrado de la Corte Suprema de Justicia, pero no pudimos probar nada. Tan solo nos quedó el sabor amargo de saber que se trataba de una mujer a quien le traía sin cuidado el dolor de otras mujeres.

Hoy es un día especial. Tengo la dirección de una “casa cuna”, donde se engorda a los niños desnutridos que se han comprado o robado en el área rural. Está localizada en una zona marginal y tiene la fachada de un centro para cuidado de hijos de madres trabajadoras.

Vamos a ir con el fotógrafo Nery Samayoa. Es padre de 8 hijos, es mormón y no toma café.

Dejamos la Redacción. Llegamos a El Mezquital, una colonia marginal que surgió, como muchas otras, luego del terremoto que azotó el país en 1976, dejando miles de muertos. Le llamaron el terremoto de los pobres, porque los 30,000 que murieron pertenecían a las clases media y baja de la sociedad

Un niño que sufre se oculta

Fueron víctimas porque vivían en casas de adobe, o sea de esos ladrillos construidos de tierra, que se derrumbaron encima de la gente con el primer temblor.

Aquí vive la gente marginal, personas que en su mayoría provienen de pueblos indígenas y que decidieron emigrar a la ciudad huyendo de la guerra, el desempleo y la miseria. Muy tarde se dieron cuenta que aquí también iba a ser difícil la vida; pero terminaron adaptándose, colocando ventas de chicles en las esquinas, así como ventas de frutas en las calles.

Sus hijos adoptaron las costumbres de la capital, olvidaron su idioma indígena y llegaron a formar parte de las temidas maras que asaltan, roban y asesinan a su propia gente. Hasta esta colonia llegamos, en busca de la “casa cuna” y del eslabón de una cadena de delincuentes cuya mercancía son los niños.

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