Ciudad Guatemala

En el Congreso nada cambió…


Haroldo Sánchez habla Sin Reservas sobre el Congreso y diputados corruptos. Este organismo donde nada cambió y donde abunda la descarada burla al pueblo.

  04 enero, 2017 - 17:16 PM

Los diputados son seres muy especiales. En el Congreso de la República, se pueden ver parlamentarios de todas las formas, colores, posiciones y posturas políticas de todos los signos, siempre y cuando sea para apantallar al resto.

Congreso ideologías

¿Idiologías?, bueno eso es otro cantar. Podemos decir que hay de derecha, izquierda, centro, de lado, arriba, abajo. La realidad es que allí cabe de todo. Al final, da lo mismo.

Los hay con títulos académicos, educación universitaria, y otros que son profesionales, profesores, contadores, secretarias, etc. En ese lugar hay hombres y mujeres que llegan al Hemiciclo para hacer como que trabajan por el pueblo.

Si bien es cierto que como todo en la vida, siempre hay sus excepciones, porque hay gente que esta allí o que llegó hasta ese lugar para ver si podía cambiar algo en el país. Lo malo es que al final, a muchos, ese Organimo del Estado, los cambió y terminaron acoplándose a esa maquinaria que hace títeres de la corrupción a la mayoría.

Crea fama y echate a dormir…

El Congreso de la República es uno de los lugares donde más gente corrupta hay, y ha habido. Y por aquello de que más de uno de ellos se enoje conmigo, solo les quiero decir que a quién le quede el guante que se lo plante.

Reforma Constitucional congreso

Así como dicen que todos los periodistas son corruptos, yo no me enojo, porque sé que más de uno de mis colegas lo es. Tapar el sol con un dedo no solo es estúpido, sino además, inútil.

Lo primero que hay que hacer es reconocer dónde uno se mueve y en el caso del periodismo nacional, no hay nada oculto bajo el sol para quienes toda la vida nos hemos movido por estos rumbos.

Igual es con los diputados. Los que son honestos y sinceros, no deben enojarse conmigo, mejor pónganse muy molestos con sus colegas que roban el sueño de la gente que en un mal momento confió en ellos.

Además, que no me vengan a decir ahora que ellos no conocen quiénes son los corruptos de sus pares dentro del Congreso. Claro que lo saben y muchos por temor ni siquiera lo reconocen, pero que lo saben, lo saben…

congreso

En el último año con la presidencia de Mario Taracena, las cosas se vieron color de hormiga, porque este señor no dejó santo parado y con su peculiar forma de ser, sacudió hasta los cimientos del Congreso, donde cosechó muchísimos enemigos y gente que hoy lo odia más que antes.

Si lo dudan, solo hay que preguntarle a los dirigentes sindicales que lo declararon non grato, enemigo público número uno de la clase trabajadora del Organismo Legislativo, esos que ganan más que un ministro, que un profesor, que un doctor, que cualquier empleado del sector privado.

Durante años el Congreso se ha movido en el estiercolero más terrible, donde las plazas fantasma se repartieron como dulces en piñata para niños, donde la extorsión a las grandes empresas era algo tan común que ya se sabía cuánto podría costar la aprobación o el rechazo de una ley.

Diputados aprobaron 50 decretos en la presente legislatura.

Cuando se dieron las elecciones del 2015, yo fui de los incautos que pensó que tendríamos un Congreso depurado, distinto.

Pero el sueño no me duró más que un par de noches, hasta descubrir que aquellos que tuvieron la oportunidad de ser la diferencia, no lo fueron, se acomodaron, transaron y traicionaron ideales y principios.

Los otros, los de siempre, solo se cambiaron de partido, sobre todo el oficial, para seguir con sus transas de siempre.  Son los que cambian de bancada como se cambian de ropa interior, la cual sucia y maloliente, la hacen a un lado.

Para esa gente cambiarse de bancada es una forma de seguir medrando y ganando dinero sin mayor esfuerzo, ni físico, menos mental.

Diputados cabildeando Congreso Guatemala

No se necesita nada más que seguir los lineamientos de quienes de verdad mandan en ese lugar, levantar la mano, y si son obedientes y sumisos, podrán ver cómo el dinero de sus cuentas particulares se acrecientan cada mes, cada año. En cada legislatura.

Mientras tanto, el pueblo sigue en la pobreza y la miseria más descarnada. La violencia campea por las calles e incluso penetra hasta los hogares. Lo peor, es que los niños se siguen muriendo de hambre.

Las mujeres no tienen espacios para su desarrollo personal, los jovenes ven como las fuentes de trabajo escasean, la gente grande es rechazada por su edad y no se respeta su experiencia, los mas pequeños apenas reciben clases, y la poblacion se pierde en el desencanto y la desilusión.

Pero miren ustedes a los diputados. Siempre bien vestidos, elegantes, lo que me parece bien, tienen derecho. Sus buenos carros, igual tienen derecho. Sus grandes casas, sus continuos viajes al extranjero, sus buenas comidas y bebidas, que de todo esto tienen derecho. Faltaba más.

Lo único malo es que ellos han vendido su alma a la ambición, al nepotismo, al robo encubierto y han perdido la vergüenza. Esa gente no entendió el mensaje de la calle. Los gritos de la ciudadanía harta de la corrupción y la impunidad, esas exigencias les entraron por un oido y les salieron por el otro.

Alli, en el Congreso de la República, con los actuales diputados, de verdad, poco o nada cambió…

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