Ciudad Guatemala

Las rupturas amorosas tienen su museo en Los Ángeles


Un vestido de novia dentro de un frasco de pepinillos es la "Mona Lisa" en un museo de Los Ángeles que colecciona objetos de relaciones que se acabaron.

  25 diciembre, 2016 - 12:00 PM

Dos implantes mamarios, la foto de los sesos de John F. Kennedy, un traje de porrista o los dibujos de un asesino en serie: son todas piezas de algunos de los museos más extravagantes de Los Ángeles.

La oferta cultural en esta ciudad es inmensa e incluye desde los tradicionales museos con piezas de renombrados artistas hasta los muy populares de réplicas de personalidades en cera. Y en el medio están estas otras colecciones que a muchos espantan y a otros maravillan.

Está así el museo dedicado a las relaciones que se acabaron y el despecho; otro a los conejos, con un “acervo” de más de 33.000 piezas relacionadas enteramente con este animal; uno dedicado sólo a la muerte… y hasta el terciopelo y el neón tienen un espacio único.

Despecho envasado

Las historias son infinitas y anónimas.

Después del divorcio, colocó su vestido de novia en un frasco de pepinillos: no quería tirarlo, ni que otra lo usara o que se lo comieran las polillas. Hoy es considerado la “Mona Lisa” del Museum of Broken Relationships.

Está el uniforme de porrista que otra mujer nunca llegó a usar porque su novio terminó con ella o los perfumes ya comenzados del esposo que murió de cáncer.

Con cada pieza, hay una historia. Como la de las dos prótesis mamarias exhibidas en una caja de cristal.

Ella se las puso para complacer a su pareja, a quien le gustaban los pechos grandes. Los cinco años que las tuvo su cuerpo siempre las rechazó y tuvo que someterse a varias cirugías, la última para quitárselos.

“Mutilé mi cuerpo por un hombre que amaba, en ese tiempo lo amaba más”, cuenta el relato.

El museo comenzó de manera itinerante justamente después de que los artistas Olinka Vistica y Drazen Grubisic terminaron y no sabían que hacer con los objetos de aquel tiempo. En 2010 abrieron su primera sede en Zagreb y este año en Los Ángeles.

“Los objetos como tal no son necesariamente arte (…) pero los pones juntos” y “representan una muy sofisticada pieza de arte conceptual” sobre “lo que representa ser un humano buscando conexión”, explicó a la AFP su directora, Alexis Hyde.

Museo de las rupturas en Los Ángeles

Muerte segura

La primera sala del Museum of Death está dedicada a famosos asesinos en serie, le sigue otra sobre historia funeraria y así va: suicidios colectivos, de artistas famosos como Kurt Cobain y personajes históricos como Adolf Hitler, accidentes de autos fatales, casos como el de O.J. Simpson. Todo tiene que ver con muerte en este museo fundado en 1995.

“Es una manera de apaciguar el miedo a la muerte, le va a pasar a todo el mundo. Mientras más te acerques a lo que te da miedo, menos te dará”, indicó su gerente, Ryan Lichten.

La muy completa colección incluye la cabeza de Henri Désiré Landru, que murió en la guillotina en Versalles en 1922 tras el asesinato de 11 mujeres, aunque se estima que fueron centenas.

Parte del trabajo de investigación de Lichten, que asiste en la curaduría, pasa por enviar cartas a asesinos convictos para que les envíen material que sirva para alimentar el museo. Fue así por ejemplo que recibió unas ilustraciones de la cantante Rebecca Schaeffer enviadas por su asesino desde prisión.

En una pared están las fotos de la primera autopsia que se le hizo a John F. Kennedy pocas horas después de su asesinato en 1963 en Dallas -ojos abiertos sin vida, sesos mezclados con el cabello-, acompañado de gráficos, portadas de diarios y una copia del polémico Informe Warren, que concluyó que Lee Oswald actuó solo.

El recorrido en general fascina, aunque cada semana hay uno o dos desmayados, cuenta Lichten.

Vida de conejo

Para el día de San Valentín de 1993, Steve Lubanski le regaló a su novia Candace Frazee un conejito de peluche con un corazón gigante en el pecho que decía “Te amo”. Esa pascua, ella le regaló un conejo de porcelana… y ahí comenzó una tradición.

Primero era en las fiestas, pero después se hizo rutina. Todos los días, un regalo. Hoy son más de 33.000 piezas clasificadas en categorías y exhibidas en vitrinas y repisas a lo largo de su casa, que se convirtió en museo y que ya visitaron casi 27.000 personas desde 1998.

Según Frazee, el suyo es el segundo museo-hogar en Estados Unidos después de la Casa Blanca.

El próximo año abrirá en una antigua galería de arte, en donde la pareja se instalará con toda su gigantesca colección y sus 26 conejos… cuatro con vida y 22 disecados.

jt/ll/tm

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