Grafitis virtuales para salvar la cúpula de Brunelleschi
La célebre cúpula de la catedral de Florencia, edificada hace 600 años por el gran arquitecto del Renacimiento Filippo Brunelleschi, ahora cuenta con una original tableta para que los visitantes dejen sus grafitis sin dañar sus muros de acceso.
La célebre cúpula de la catedral de Florencia, edificada hace 600 años por el gran arquitecto del Renacimiento Filippo Brunelleschi, ahora cuenta con una original tableta para que los visitantes dejen sus grafitis sin dañar sus muros de acceso.
“Bienvenidos a la cúpula de Brunelleschi. Por siglos hemos conservado obras maestras, desde hoy conservaremos su mensaje digital para siempre, como una obra de arte”, es el anuncio en la pantalla-tableta dispuesta en las escaleras y corredores de acceso a la cúpula, cuya forma octogonal constituye una de las empresas más arriesgadas de la historia de la arquitectura.
Cansados de ver a millones de turistas destrozar las paredes de los mayores monumentos históricos, los administradores de Florencia (centro de Italia) tuvieron la idea de crear una aplicación para tableta en donde poder escribir, pintar, garabatear sin dañar las obras.
La idea fue lanzada el año pasado para el Campanile de Giotto y desde entonces ha acumulado 18.000 mensajes digitales.
El resultado fue tan satisfactorio, –sólo 10 escritos sobre los muros, los cuales fueron inmediatamente borrados– que instalaron dos pantallas en los accesos a la cúpula.
Por siglos, los muros de los 463 escalones que conducen a una de las mayores obras maestras de la arquitectura, estaban cubiertas por millones de mensajes.
Para evitar que después de una larga y costosa restauración los muros volvieran a cubrirse fue creada “Autography”, explicó Alice Filipponi, responsable de las redes sociales para la Obra del Duomo, organización secular a cargo de la gestión de la catedral de Florencia.
“La diferencia ahora es que los mensajes digitales entrarán a formar parte de nuestros archivos, que tienen siete siglos de existencia”, explicó.
