Y la salud, bien gracias…

Por allí dicen que en el 2016 las cosas cambiaron. Que en el tema de la salud hay suficientes medicamentos para atender a los pacientes que sufren de cualquier enfermedad.

Así que ya sabe: enfermarse en Guatemala tiene otra forma de buscar de nuevo la salud, porque según los anuncios oficiales esto se solucionó y será uno de los más grandes logros de Jimmy Morales.

Afirman que los hospitales están capacitados para dar atención médica a esa inmensa mayoría que no tiene recursos económicos para pagar en sanatorios privados que, debido a la mala administración de los públicos, crecen como hongos en suelo fértil.

Señalan que el personal hospitalario está en capacidad de prestar ese servicio a quién sea. Eso sí, no hablan de los más de 50 sindicatos que cuando se les da la gana, paralizan los servicios porque a ellos así lo deciden…

Todo parece que ya no se pedirá dinero a los propios pacientes para comprar los insumos necesarios para su recuperación, ni nadie quedará fuera de la cobertura nacional de salud.

Todo cambio, pero nadie sabe en qué

Se llenan la boca con eso de que en el 2016, las cosas cambiaron para ser mejor en la salud pública. Quizá lo más destacado podría haber sido nombrar a una ministra sin vínculos políticos con el partido oficial.

Pero eso de que todo cambió en salud, parece que es un aviso que no le llega a las personas que se acercan a los hospitales nacionales y reciben una atención mediocre, ante la falta de personal y de medicamentos.

Por más que se vean anuncios que tratan de decirnos que las cosas son diferentes, eso solo se puede ver en esa propaganda oficial, ya que la realidad es muy bien distinta para todos los guatemaltecos que llegan hasta un hospital en demanda de salud.

Aunque se diga lo contrario, aquí las cosas no mejoraron como se prometió que se haría. A lo mejor es que durante las campañas electorales todo se vale y que ofrecer es tan solo una forma de mercadear el voto, pero de eso a cumplir, hay un abismo tan profundo que aún no se puede ver el fondo.

Esta semana, la Defensoría de la Procuraduría de los Derechos Humanos y la Comisión de Salud del Congreso, verificaron el cumplimiento  del abastecimiento de la red hospitalaria.

Sin embargo la PDH reporta más de mil denuncias en 2016 y 166 en los primeros días del año, por desabastecimiento, falta de atención y de equipo.

Y nuestros reporteros fueron en busca de comprobar la veracidad de los números resaltados por el gobierno al cierre del año, y se logró identificar que en el Hospital General, por mencionar un solo ejemplo, el abastecimiento va a la baja.

Eso solo por mencionar uno de los más grandes del país, donde según el director de este centro asistencia, no tienen suficientes medicinas para atender la gran demanda que cada día los busca.

Si esto no convence a quienes me leen, les voy a informar que en Quiché, uno de los más bellos departamentos del país, un médico cubano atiende a más de 26 mil habitantes en la Zona Reyna.

¡Un médico para esa cantidad de personas¡ Ah, claro. Como está tan lejos y las condiciones de vida son de lo más duro que cualquiera se pueda imaginar, los doctores guatemaltecos no se van a ensuciar las manos por tan poco dinero.

Por esa razón, solo un loco cubano puede aceptar convivir con el diario padecer de esos guatemaltecos olvidados de siempre.

De acuerdo con el informe enviado por nuestro corresponsal en Quiche, Héctor Cordero, son enfermeros los que atienden a los habitantes en casas y salones comunales por falta de infraestructura.

Esa región del Quiché, es una de las regiones más abandonadas y peligrosas para una persona enferma.

De ser una de las zonas más peligrosas durante el conflicto armado interno, donde el ejército se ensañó con las poblaciones civiles, ahora son las enfermedades las que diezman a su gente.

En esa área a la que nos referimos, habitan 73 comunidades con 26,128 habitantes equivalente a  4,928 familias, todos viven en tan solo una parte de la lejana Zona Reyna de Uspantán, Quiché.

Increíblemente, son atendidas sólo por un médico cubano y un grupo de trabajadores de salud. Aquí no hay hospitales, únicamente pequeños y abandonados centros de salud, con limitado equipo y poco abastecimiento.

Enfermarse es peligroso para un habitante de la Zona Reyna de Quiché, peor aún para las mujeres que resultan embarazadas, por que si se complica el parto están condenadas a morir ellas o sus bebes.

Esto es por la lejanía de un hospital y el pésimo estado de las carreteras. En fin, ¿qué cambió? Poco o nada para la gente más necesitada de este país. 

Eso sí, les aseguro y que me den duro, sino vamos a escuchar durante el discurso presidencial de este sábado, que somos el país número uno en servicios de salud. Ya verán.

Porque para engañar y mentir, en eso sí somos el primer país del mundo…