Ciudad Guatemala

Administración Trump apoyará lucha contra la corrupción


Donald Trump en su administración continuará con el apoyo a la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, CICIG.

  25 enero, 2017 - 11:50 AM

Para los guatemalteco comprometidos con sanear el país, la mejor noticia del fin de semana se recibió fuera de nuestras fronteras. Concretamente, lo hizo el Secretario de Estado, de los Estados Unidos, Rex Tillerson.

Era una declaración esperada, porque desde hace meses la presencia de CICIG y sobre todo, del embajador Todd Robinson, parecía estar señalada por aquellos que aspiran a que regresemos a lo mismo y que los corruptos en todos los niveles del país, no sean molestados y que nadie diga nada.

Mensaje claro e inequívoco…

Tillerson, fue claro al señalar como parte de la nueva política del presidente Donald Trump, que esa administración continuará con el apoyo a la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, CICIG.

Esto provocó que muchos delincuentes de cuello blanco, se hayan jalado los pelos porque, si pensaron que el nuevo Presidente de Estados Unidos iba a quitarle el apoyo a CICIG, pues han tenido un palmo de narices y continuarán con sus pesadillas diarias, a la espera que les llegue su turno.

Muchos especulaban que con Trump la CICIG tendría que arreglar sus maletas e irse de inmediato del país.

Es más, se habló muchísimo a finales del año pasado, que un grupo pequeño de empresarios guatemaltecos se había acercado a Washington, para hablarle al oído a senadores que consideraban cercanos al ahora nuevo presidente estadounidense.

El propósito, según esas mismas fuentes, era pedirles que le jalaran las orejas al embajador Robinson por sus continuas “ingerencias” en la política nacional y, además, que esa poderosa nación dejara de apoyar a don Iván Velásquez, que estaba contándole las costillas a gente muy poderosa en el país.

Y llama la atención que ahora sí se hable de ingerencia extranjera, principalmente de Estados Unidos en Guatemala, cuando la historia de este país está marcada precisamente por ella.

¿O acaso ya se olvidó el 1954, con la caída, humillación y sustitución del presidente de Guatemala, Jacobo Arbenz Guzmán? ¿Y todo lo ocurrido desde ese entonces en Guatemala?

Claro, cuando nos conviene somos sus principales amigos, pero solo se mete en nuestros “negocios” y hay que echarlos de aquí.

En el caso de los empresarios que viajaron a Washaington, aunque negaron haber ido para hablar del relevo del embajador y de la CICIG, quedó en el ambiente esa sensación que para algunos sectores la presencia de la Comisión, sigue siendo, al igual que las palabras del embajador, una verdadera y real ingerencia en la política interna del país.

Un pecado diplomático que no se debe seguir tolerando, se dice en sus reuniones privadas, donde hablan pestes del Embajador y despellejan a Velásquez. Ambos han sido declarados “enemigos” de Guatemala. ¡Miren pues!

Se entiende que los políticos y empresarios que han sido señalados de actos de corrupción no estén de acuerdo con que se les investigue, menos que se les meta presos. Tampoco que se diga que aún hay capturas pendientes, lo que mantiene en vilo a muchísima gente en el país.

Y claro, si nos ponemos de su lado, tienen razón, si durante décadas era normal lo que hacían para volverse millonarios o bien, acrecentar sus fortunas. ¿A cuenta de qué viene ese embajador y ese señor de la CICIG, a quebrantar la paz y tranquilidad de este reino?

Cuantas veces me preguntan la respuesta es la misma: sin CICIG pero sobre todo, sin el señor Velásquez, nada de lo que hemos visto se habría dado.

Con el Ministerio Público, controlado y manipulado, era imposible, impensable que se investigara a funcionarios corruptos, empezando por el presidente y la vicepresidenta del gobierno anterior, diputados y algunos empresarios.

En lo personal me alegra escuchar al nuevo Secretario de Estado, en su compromiso de seguir apoyando la lucha contra la corrupción en Guatemala. Es un aviso de navegantes que todos deben escuchar.

La llegada de Trump, no cambiará absolutamente en nada la labor de CICIG. La gente honrada de este país, puede estar tranquila. La gente corrupta, por supuesto que no.

El clamor de quienes desean un Guatemala diferente es que CICIG esté aquí muchos años más. Es lo mejor para sanear la podredumbre en la que los malos políticos, sus amigos y otros más, nos han colocado.

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