Guatemala debe despertar… de nuevo

¿Qué está pasando en Guatemala? Luego del 2015, cuando la población tomó las calles y las plazas, para exigir un cambio radical, todo apuntaba a que así sería. Muy poco duró la ilusión de ese cambio.

Lo único que ocurrió fue que una estructura gubernamental ligada a las mafias partidistas, fue detenida, se encuentra encarcelada y está a la espera del juicio final.

A las cabeza visibles, Roxana Baldetti y Otto Pérez Molina, se suman algunos de sus ministros detenidos, otros prófugos, así como gente vinculada a grupos del sector privado que igual, esperan que dé inicio su proceso penal.

Todo cambió para que nada cambiara…

Sin temor a equivocarme, la gran mayoría pensó que iniciábamos una primavera política, que iba a limpiar de políticos corruptos el panorama nacional.

¡Oh sorpresa! Los políticos de viejo cuño, -aquí en el ejercicio político actual, no hay uno solo que diga que representa una nueva escuela-, se escondieron, se dieron baños de pureza, se fueron a pie a Roma y le pidieron al Papa su bendición porque tan solo eran unos angelitos que amaban Guatemala.

En fin, bromas e ironías aparte, se detuvo una estructura de maleantes integrada por funcionarios pero otros más llegaron, se asentaron en sus puestos, y empezaron de nuevo a robar como si lo pasado no les diera el más mínimo miedo.

Guatemala no merece la clase de gente que nos ha gobernado y nos gobierna. Lo peor de este escenario que nos agobia es que son tan pocos los funcionarios del Estado que realmente buscan hacer la diferencia.

Mira uno hacia el Ejecutivo y ve que siguen robando a manos llenas, haciendo negocios que los benefician a ellos y a sus amigos.

Deja ese sector y mejor se decide ir hasta la 9a. avenida en la zona 1, donde está el Congreso de la República y el golpe es devastador, alucinante si se quiere: los que deberían estar acompañando al dúo patriotista, se camuflajearon, se pasaron a diversos partidos, entre ellos el oficial del presidente Jimmy Morales y siguen gobernando sin importarles para nada el país.

Esta vez, tan astutos que son, se recetaron 16 comisiones extras, dirigen otras más, y siguen con las mismas actitudes porque como bien dice Estuardo Zapeta, esa gente tiene el cuero más duro que el de una Danta o Tapir…

Salimos corriendo y nos vamos al Centro Cívico, a la Torre de Tribunales, a la sede de la Corte Suprema de Justicia.

Y el asco y el rechazo es inmediato.

Jueces y magistrados serviles al mal, complacientes ante lo peor de los políticos y funcionarios. Se escudan entre ellos, se eligen para protegerse y de nuevo, como ocurre con los otros dos organismos, les importa un pepino no solo lo que digan de ellos, sino lo que le pasa al país.

Así que me pregunto: ¿hasta dónde llegará la paciencia de la ciudadanía? O es que por haber votado en su inmensa mayoría por Jimmy, pensando que era el diferente, el escogido, ahora se dan cuenta que su voto fue mal usado por el político que dijo que era diferente al resto y prefieren mejor no meterse más en protestas pacíficas? No lo sé.

Entiendo que Jimmy, como pasó con el resto de presidentes que hemos tenido, ha decepcionado a los guatemaltecos, y que ese espíritu de fracaso termina por paralizar actitudes que nunca deberían de ser negociadas: la denuncia, la presión, la exigencia, el clamor porque esto cambie y no sigamos viendo este circo terrorífico que lleva a Guatemala al fondo de un barranco que parece no tener fin.

Estamos en manos de otros mafiosos, y es importante que lo digamos. No pequemos de ignorantes, porque un país que no reconoce su historia, su pasado, comete los mismos errores y vuelve a caer en brazos de los mismos mafiosos y corruptos de siempre.