Ciudad Guatemala

El bullying es lo peor que le puede pasar a un niño o un adolescente (I)


Dejarlos solos frente al peligro que implica el bullying, los hará responsables si toma la fatal decisión de poner fin a este martirio con su propia vida.

  18 marzo, 2017 - 17:02 PM

Uno de los problemas que enfrentan los niños en los centros de estudios es el bullying. Incluso, hemos reportado la muerte por suicidio de más de una de estas víctimas.  El bullying es el maltrato escolar, donde los más grandes de manera individual o en grupo, abusan y se dedican a molestar a los más pequeños o a quien se distingue por ser el mejor de la clase. O el diferente.

Bullying

Es tanto el acoso, que lo que está en juego es la vida, ya sea por una paliza o por algo más grave. Los niños terminan por tomar la fatal decisión de terminar de manera violenta con su vida, para poner fin a su infierno. O bien, desesperados, buscan poner fin a ese acoso a través de la violencia contra el agresor, desesperados ante lo que sufren.

Muchos acuden a los maestros para denunciar lo que padecen y en lugar de encontrar apoyo, se dan cuenta que se acrecienta el bullying en su contra.

“Ya pasará, no seas chillón”

En casa, puede ser que los padres no pongan atención a las quejas de sus hijos. Muchas veces se escucha decir a un padre o a un maestro: “Estas son cosas de niños, no hay problema”. “Ya pasará, no seas chillón”.

O bien, “desde que estuve en la escuela las cosas eran así. Nada cambió”. Se dan casos donde un padre ve a su hijo con las muestras de los golpes, y no solo lo regaña, sino que lo castiga, mientras exige que “si alguien te pega, devuelve más duro el golpe”.  

Solo frente la agresión y el peligro

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El bullying va más allá de un empujón. De las burlas constantes, de los apodos más terribles, del robo de la refacción, llegando incluso, a la humillación por el nombre, el apellido, los anteojos, la forma de vestir y de hablar.

Cuando un niño está sometido a este tormento, no hay mente que lo aguante. Ir a la escuela es lo peor, porque sabe que serán horas de tortura física y sicológica.

Hace unos días leí un informe de Save The Children, que destacaba que: “La violencia contra la infancia se define como la acción o la omisión que produce daño y que se da en una situación de indefensión o desequilibrio de poder”.  

Los expertos llaman a esto “maltrato entre iguales”, la realidad es que no son tan iguales, muchas veces el bullying no se hace a nivel individual sino que puede ser de un grupo de alumnos.

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Hay que decirlo con todas las palabras: el bullying es maltrato físico, además de un maltrato sicológico que se aplica a otro de forma deliberada y que se realiza todos los días en contra de un niño o de un adolescente por parte de uno o más compañeros. Y lo peor es que solo tiene un objetivo: dañar y someter al otro.

Adentro de la casa también

Pero esta practica busca otra cosa: el llegar a satisfacer ese impulso violento del agresor, en contra de una víctima indefensa que no se defiende. Esto se ve no solo en los centros de estudio. No. La realidad es que incluso en la casa se puede descubrir quién practica el bullying con sus hermanos.

Los expertos afirman que para que el bulling sea un éxito, se usa mucho la violencia que intimida, que lleva al silencio a través de las amenazas, las agresiones físicas, las constantes burlas. El rechazo y la exclusión, a que se somete a la otra persona, llega a hasta anular su propia personalidad.

Si ustedes se fijan, el bullying tiene un líder. Se trata del “matón” de la clase. El que menos capacidad intelectual tiene y esconde su poca inteligencia con la fuerza bruta que le da el tamaño o la mala leche y toda su energía la utiliza para estar jodiendo a quienes son diferentes a él: los más pequeños o los más listos.

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Este tipo de personalidad, maneja muy bien los temores de los demás. Incluso, los que lo siguen y que no quieren ser víctimas de sus constantes arrebatos violentos. Mejor estar a la par de él que enfrente y ser víctimas de sus ataques verbales o físicos.

Si usted es un maestro, ponga atención a lo que diré:

El acoso es liderado por este tipo de persona, que logra ser seguido por otros a los que vuelve sus cómplices al necesitar el grupo para sentirse seguro que nadie lo denunciará. Si usted es un maestro, ponga atención a lo que diré: observe a ese jefe del grupo. Los demás solo siguen instrucciones de ese seudo líder, movidos por el inmenso miedo que sienten frente a él.

El resto que no es objetivo del mal proceder de este aprendiz de dictador, no se meten con él, miran hacia otro lado sin importarle lo que le hagan a otro niño o joven igual que ellos. La cosa es no meterse en problemas, que miren los otros cómo salen de ese acoso a que los someten a diario.

Es esta experiencia tan traumática la que lleva a que la víctima se sienta sola, sin defensa de nadie, está solo frente al peligro de ese grandulón que sin que él entienda, lo ha tomado contra su persona, sin ningún motivo aparente, o bien no entiende por qué lo odia tanto si nunca le ha hecho nada.

Los adultos deben de ser la principal referencia para el niño

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Lo peor de esto, es que los adultos que deben de ser la principal referencia para el niño, los padres y los maestros, no solo le quitan importancia a la situación, a las quejas del niño que es víctima de estas agresiones, sino que encima, muchas veces ni siquiera se dan cuenta de lo que pasa con su hijo o con su alumno.

Cuando se habla del tema con otras personas, siempre se obtiene la misma respuesta: “No te pongas así, hombre. Acoso escolar existió siempre. Yo fui víctima y mira aquí estoy sin mayores problemas. Lo que ocurre es que antes no existía esa palabra, vos. Ese bulling no es tan nuevo que nos da risa que hoy se hable tanto de esto”. Eso dicen cuando se les trata de explicar los alcances que tiene hoy en día.

Es cierto, el que lo molesten a uno en la escuela no es nuevo. Los niños son bien jodidos, y si se es malo a esa edad, es todavía peor el martirio al que someten a sus víctimas. Si lleva gafas, si es flaco o gordo. Si le cuesta pronunciar la erre. Si es el más estudioso. Si su apellido es raro para los agresores. Si tiene un nombre que al ser pronunciado le da risa al resto.

Los motivos para ser objeto de burlas y malos tratos abundan. Por esa razón, es importante que en casa le abran las puertas de la comunicación a sus seres queridos. Tienen que estar al tanto de lo que ocurre en los centros de estudio. Dejarlos solos frente al peligro, los hará responsables si toma la fatal decisión de poner fin a este martirio con su propia vida.

(Continuará)

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